El Cuelgue de Santi Temblador

Calle Valle, 2, 41003 Sevilla
Teléfono: 634 42 73 25

Para encontrar la mejor comida, no siempre es necesario buscarla en los lugares más espaciosos o glamurosos. A veces no hacen falta ni siquiera sillas ni mesas. La comida callejera es todo un arte culinario con un formato cómodo para descubrir nuevos platos a precios asequibles. No importa dónde estés, la comida callejera puede transportarte a otro lugar. Ya sea la comodidad familiar de tu ciudad natal o los sabores exóticos de una tierra lejana, la comida callejera tiene el poder de llevaros a un viaje culinario. Lo mejor es que ni siquiera necesitáis un pasaporte. Ubicado en Puerta Osario, El Cuelgue de Santi Temblador ofrece lo que el mismo define como “fine street food” o “cocina callejera de nivel”. Un concepto que mantiene las raíces andaluzas, utilizando producto local y reinterpretando el recetario clásico, a través del prisma de Jerez… fuente de inspiración eterna para artistas, sibaritas y hedonistas en general. Desde su estética a su propuesta gastronómica, el Cuelgue es sinónimo de irreverencia y transgresión. Comida desenfadada, trato cercano y espíritu comunitario, esas son tres de las características de este bar de barrio que propone una cocina para compartir, enseñando sus recetas a todo el que quiera aprender. Y es que este jerezano entiende los conocimientos gastronómicos como algo que se debe trasmitir, un importante legado que debe continuar enseñando a los que vienen detrás. “La receta secreta no existe, hay que compartir el conocimiento”. Su estilo desenfadado puede sonar a mala calidad o con poco trabajo, pero nada más lejos de la realidad. Si quieres que el cliente repita tienes que ofrecerle una comida diferente y de calidad, y Santi lleva ocho meses subido a una vorágine creativa donde cada día introduce elaboraciones nuevas.

Santi Temblador es originario de la barriada de la Constancia de Jerez. Un barrio obrero y de “sabor taurino” debido a su cercanía a la Plaza de Toros. Un cocinero autodidacta, que comenzó su trayectoria en la hostelería trabajando en una cadena alemana de hoteles en Fuerteventura. De aquí paso a Jerez donde estuvo en hoteles de su ciudad, hasta que allá por 2005, su hermano Lisardo montó una pizzería en la que Santi echaba una mano por las noches. Fue allí donde empezó a despertarse su interés por la cocina. En 2017 se incorporó al Grupo Ovejas Negras, donde estuvo cinco años hasta que se topó con este local de la calle Valle y se decidió a montar su propio proyecto. Santi tiene en el rap una pasión, que por circunstancias de la vida, se ha convertido en un hobby. Siendo muy joven llegó a publicar un par de álbumes con los que tuvo cierta repercusión a nivel local, dando conciertos por parte de Andalucía y teloneando a algún grupo grande como Juan Profundo o al Gitano Antón, componente junto con el Langui del Grupo La Excepción, “No tenía el nivel suficiente ni economía para vivir de eso, y al llegar a Sevilla no tenía contactos en el mundo del rap para seguir con esta pasión”. Gracias a las redes sociales y a su video “Entre fogones” que llegó a las 400000 reproducciones, su camino musical se fue dirigiendo a mezclar el rap y la gastronomía (las dos pasiones que lo definen). Conoció a su mujer en Caños de Meca y se vino a Sevilla hace ocho años. Asegura Santi que Alejandra ha sido su mayor apoyo en este proyecto y en este duro mundo, donde casi siempre se suele sacrificar el tiempo con la familia, y sobre todo con su pequeña de 3 años.

Abierto en septiembre de 2022, la decoración está pensada íntegramente por Santi. Estamos en un acogedor bar de mesas altas y estilo industrial, con originales instalaciones eléctricas, una barra con tapa de madera delante de la pequeña cocina, un salón de techos altos con detalles como plantas colgantes o neones con el logotipo de algún grupo de rap. Grafitis, detalles inacabados, paredes descascarilladas y elementos que dan la sensación urbana por la que ha apostado su creador. El espacio tiene una capacidad para una veintena de comensales en el interior, distribuidos en mesas altas y taburetes, y seis en su fardón callejón privado. Las persianas de cierre están pintadas de negro con el logotipo del negocio en primer término. La carta acoge una serie de elaboraciones llenas de sabor, variedad y originalidad. Una veintena de platos que comienzan con una ensalada de burrata flambeada y pesto de tomate seco 8,90€, ensaladilla de gambones con crema de huevo frito 4,20€, salmorejo de naranjas con huevo de codorniz y caña de lomo 4,20€, lengua mechada con salsa al whisky 4,20€, chicharrón de Cádiz con puré de boniato y lima 6,20€, jamón con croqueta de jamón 4,90€, carpaccio de presa 4,70€, alcachofa confitada con bechamel de setas 4,30€ o los boquerones soasados con foie micuit y manzana caramelizada 6,90€. Variedad en montaitos, como el de pringá de pato en brioche con mayo de lima 4,30€, el tartar de atún sobre bao con mayo de kimchi 4,50€, la tosta de aceituna negras y maíz con sardina 3,90€, pan brioche de pollo empanado 6,90€, hot dog en pan panetti y chistorra al vino con cebolla 4,90€, mollete de pez mantequilla con mayo de trufas y setas 5,40€, saam de ternera con arroz 4,90€ o el rollito de verano con ensalada de mango y foie 6,50€. De postre, crema de dulce de leche con Inés Rosales 4,90€ y chantilly de chocolate blanco y sirope de cerezas 4,90€. Una carta de vinos corta pensada para copear, con referencias de las principales denominaciones de origen, con ejemplos como el amontillado N.P.U, que aquí se sirve con queso viejo de oveja 4,20€. Vermú de una cooperativa de Jerez, Regente Palo Cortado o Fino Marismeño Reserva Especia de Bodegas Sánchez Romatel, Real de Leston Crianza y Hacienda Grimon blanco o Viña Diezmo Crianza de Bodegas Casa Primicia, entre otros.

Este sevillano de adopción nos aclara que “El nombre del Cuelgue define muy bien mi locura, tanto en lo gastronómico como en lo musical. Siempre miro por nuestros productos e intento mantener a Jerez y Sevilla en lo más alto” Lo suyo son el rap, la cocina y la ufología, tres elementos representados en este local del centro. Sus platos aúnan conocimiento, reflexión, técnica, control de las texturas y una voluntad insaciable de rastrear productos singulares. En síntesis, un concepto atrevido, esencial y desafiante, que seguro os va a encantar. Muchas gracias a Santi por su hospitalidad. Le deseamos toda la suerte del mundo.

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