Bar Casa Maera

Calle José León, 17, 41010 Sevilla
Teléfono: 954 34 36 05

Una Casa de Comidas se define como un establecimiento especializado en la venta de comida casera que consta de un salón comedor y una barra de apoyo. Un lugar que ofrece comida típica y popular, con un ambiente familiar donde el tipo de servicio es cercano y desenfadado. Hoy hacemos parada en una casa de comidas situada en el Barrio León, un pequeño pueblo dentro de Triana que cumple 100 años y que fue una importante zona industrial de la capital, con fábricas de paraguas, colchones, mármoles o gorras, incluso tuvo una plaza de toros donde debutó Gitanillo de Triana. Diez calles y una plaza le han bastado a esta emblemática barriada para ser cuna del arte. Situado junto al Muro de Defensa, el Barrio León es hoy en día un oasis donde se respira calma. La Hermandad y el Mercado de San Gonzalo son el alma de los barrioleoneses. Solo en Andalucía, solo en Triana, un señor que se llama Antonio García Madera podría terminar siendo conocido como Antonio “Maera” o incluso aplicarle nuestra popular economía del lenguaje para convertirlo simplemente en “Er Maera”. Antonio y su esposa Ramona Espinosa pusieron en marcha en la Plaza de Anita este establecimiento allá por 1981. Décadas de trabajo y varias localizaciones después, es su hija Pepa la que gestiona el restaurante, más si cabe, tras el reciente fallecimiento del patriarca.

Al llegar encontramos a Pepa atendiendo por teléfono las reservas del día, mientras su madre pela patatas de Chipiona sentada en una de las mesas del pequeño comedor. Ramona nació en Isla Mayor, pero llego adolescente al Barrio León. Sus afamados guisos, el manejo del pescado y del marisco son fruto de lo que aprendió en su casa, de su inventiva y de su dilatada experiencia en la cocina. Ella continúa siendo el alma de Casa Maera, aunque sea Pepa la que ha tomado el relevo de los fogones, dejando a su madre en labores de pinche. Casa Maera tiene una estética tan autentica, que da incluso algo de reparo atravesar la puerta sin pedir permiso, porque parece que te estás colando en el salón de una típica casa del barrio. Una decena de mesas se distribuyen en un comedor diáfano, con un aforo de unos cuarenta comensales, con una barra de servicio, la cocina a la vista y una pequeña bodega con vinos de Jerez. Las paredes están decoradas con fotos de las muchas personalidades que han pasado por este local. Retratos de artistas, ganaderos y toreros, empresarios sevillanos e incluso la nobleza sevillana, de hecho, la Duquesa de Alba no faltaba ningún lunes Santo a su cita con Casa Maera para ver la salida de San Gonzalo. Sillas de madera maciza, mesas perfectamente vestidas con flores frescas en el centro, y al fondo una bonita alacena con todo el menaje necesario para el servicio. Las ventanas con macetas de helechos abiertas a un barrio que en esta época del año se embellece de frondosos naranjos. Hablamos con Pepa, agradable, cariñosa y entusiasta. Nos cuenta que el último año ha sido duro por la pérdida de su padre, pero que ellas continúan su legado con ilusión y confianza en el futuro del negocio. Pepa ha heredado el respeto y el amor por la profesión.

Recuerdo el olor que impregnaba el patio de vecinos cuando mi madre o alguna de las vecinas elaboraban el puchero. Casa Maera huele a guiso casero, a verdad y a vida. Aquí podréis disfrutar de autentica cocina tradicional y de mercado, en un ambiente especial. Su carta cambia con las estaciones y se “canta” al comensal. No hay carta en papel, ni por supuesto en código QR. El Mercado de San Gonzalo es el mayor proveedor de donde se nutre la despensa de esta familia para dar forma a su oferta diaria. Pepa atiende a sus clientes con un servicio cercano y cordial. Clientes que en su mayoría son amigos de toda la vida. Sus carnes, pescados y verduras se compran a diario en el barrio o se lo traen de la lonja de Isla Cristina. Aquí se exige la mejor calidad, porque nadie admite otra. Su secreto está en la mejor materia prima para elaborar platos como los guisos de garbanzos con langostinos, pollo en salsa, almejas a la marinera, fideos con caballa, galeras con arroz, pisto con huevo, caldero de lubina con papas y almejas, pescaito frito, papas aliñas con bonito, langostinos y huevos de choco, aliño de huevas, langostinos con tomate, lomo de sardina con tomate relleno, cocochas de bacalao, pechugas de codornices al palo cortao, jureles en escabeche, atún mechado o al ajillo, ensaladilla, pastel de marisco, tortillitas de carabineros, pavías de salmonetes, además de su extraordinario marisco, pez espada o lomos de atún rojo, entre otras muchas opciones. Todo esto lo encontraréis, o no, el día de vayáis. Todo depende de lo que Pepa encuentre en sus proveedores habituales. Ella os va a explicar de dónde viene el producto, transmitiendo el valor de cada receta, para que comprendáis la pasión que le ponen a su trabajo. El precio medio ronda los 30/40 euros por comensal, todo depende de vuestros gustos.

Hoy en día cada vez se cocina menos y por eso es importante disfrutar de establecimientos con recetas de siempre, la cocina de toda la vida. Es salud, es historia… Me gusta pensar que se donde estoy por lo que como y que no todo es igual. La gastronomía ha estado siempre íntimamente relacionada con el entorno donde se desarrolla, con lo que se ha tenido siempre cerca y lo que se consumía y se encontraba próximo. Los buenos cocineros/as se encargan de poner en valor ese tesoro culinario que tenemos. La razón principal del éxito de Casa Maera siempre fue la cocina de Ramona, pero ahora este negocio tiene en Pepa una digna heredera. Casa Maera es un refugio de disfrute, reunión y descanso. Un espacio donde se rinde tributo al difícil arte de dar de comer, pero también a la amistad. Una de esas casas de comida que contrarresta muchos de los males de la sociedad contemporánea, porque su funcionamiento se basa en la confianza mutua, el máximo cuidado del producto y el trato familiar. No es solo un negocio de hostelería, es una manera de ser, de estar. Es diferente a quienes tienen un establecimiento como inversión. Dar de comer es algo serio, una gran responsabilidad, y hay que basarse en unos principios sólidos para que todo fluya y funcione. Así es Casa Maera. Gracias a Pepa y Ramona por su simpatía y hospitalidad. No dejéis de visitarlo.

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