Heredera de una tradición gastronómica intercultural, Córdoba es una ciudad en la que la buena cocina tiene un gran protagonismo. Marcada por su pasado como capital del califato omeya, Córdoba se ha convertido gracias a su impresionante legado en una ciudad en la que cordobeses y turistas disfrutan en armonía, incluso a la hora de sentarse a la mesa. Y es que no hace falta tener suerte para escoger sitios adecuados para ir de tapas en Córdoba, porque en esta ciudad es prácticamente imposible comer mal. En general vais a encontrar gran calidad en el producto, en locales para todos los gustos y bolsillos. Sería un delito que durante vuestro paso por esta hermosa ciudad no hagáis parada en algunas de sus preciosas tabernas o barecillos. En esta ocasión vamos a dedicar especial atención al barrio de la Judería de Córdoba, una zona de la ciudad que fue, entre los siglos XIII y XV, el barrio en el que vivían los judíos. Ciudad intramuros que ahora es el principal reclamo turístico de la ciudad y donde podéis encontrar una amplia oferta gastronómica.
Si le preguntas a un cordobés dónde comer en Córdoba, lo más seguro es que acabes con una lista interminable de locales recomendados. Basta con preguntar a algún amigo o compañero cordobés para confeccionar una enorme lista de sitios donde comer. Nosotros estuvimos los días previos al cierre perimetral de las comunidades y lo que parecía una desventaja, resulto ser un beneficio para nosotros, porque era realmente fácil acceder a lugares que suelen estar atestados de público como la Mezquita. Al mismo tiempo es triste ver como estaba la ciudad sin el bullicio del turismo que suele llenar sus calles, y sobre todo es preocupante la situación de cientos de trabajadores de la hostelería que lo están pasando muy mal en estos días de incertidumbre. A pesar de todo vamos a contaros nuestra pequeña escapada gastronómica por si os puede servir para futuras visitas.
Llegando a Córdoba a mediodía solo queda soltar las maletas y tirarse a la calle a buscar algún sitio para disfrutar de buen tapeo. Nuestra primera parada fue en un local de moda junto al río, La Regadera, un espacio situado en un luminoso local de la Ronda de Isasa, decoración sencilla y cocina a la vista de los comensales. En el centro del local se encuentra un bonito huerto con plantas aromáticas que emplean en la preparación de sus platos, y que da al conjunto un aire fresco y natural. Al frente del negocio esta Adrián Caballero, un joven empresario que se ha convertido en estos nueve años en una de las referencias gastronómicas de la ciudad. Una carta pequeña pero variada. Nosotros disfrutamos de su terraza degustando un revuelto de algas con ortiguillas fritas que estaba exquisito. Un magnífico lugar para tapear y echar un buen rato sin salir del centro.
De camino a la Judería nos damos cuenta el daño que la pandemia está haciendo a la hostelería de nuestra comunidad, y Córdoba no se libra de sus efectos. Calles vacías, establecimientos sin clientes y todos nos cuentan los mismos problemas de falta de turistas y visitantes del centro histórico. Hacemos parada en La Taberna Casa Pepe de la Judería, una institución en Córdoba en la que en condiciones normales suele ser imposible encontrar sitio. Si en la ciudad de Córdoba hay un establecimiento que forme parte inseparable de la memoria y recuerdos de varias generaciones de cordobeses, sin duda es Casa Pepe de la Judería. Un negocio que cuenta con una taberna de a pie, y un restaurante. Espacio acogedor y lugar perfecto para una buena conversación entre vinos y tapas ancestrales. La terraza con vistas a la Mezquita y en su carta tapas como las croquetas, flamenquines, berenjenas y rabo de toros entre otros clásicos.
El Churrasco esta situado entre las calles estrechas de la Judería. Un local clásico, con fotos de celebridades y una decoración acorde a la ubicación, con un comedor principal y varios salones privados todos ellos decorados de distintos estilos. Cuando empezó estaban especializados en carne a la brasa del Valle de los Pedroches, hecha con carbón de encina, pero se fueron incorporando a la carta todo tipo de platos, tanto verduras como pescados y mariscos de temporada, frescos y de primera calidad. Presa de paletilla ibérica a las finas hierbas con patatas puente nuevo o la Milhojas de atún rojo y melón sobre cremoso de gazpacho blanco. No es un sitio barato pero es siempre garantía de calidad y buen hacer clásico hostelero.
Copa y postre en el Horno San Luis, una opción más vanguardista que los anteriores, con una cocina de mercado con toques de fusión. Una panadería histórica del casco antiguo reconvertida en uno de los locales más innovadores y sorprendentes de la ciudad. Lugar acogedor y cosmopolita en pleno barrio de la Judería con dos zonas perfectamente diferenciadas: en la parte baja cuenta con algunas mesas y una espectacular barra para disfrutar de sus cócteles. El piso superior alberga la zona de restaurante. Y en la última planta una coqueta terraza para tapear o tomar una copa sin problema de distancia social. Propuestas desenfadas como el mollete de presa ibérica o las croquetas de camarones y puchero, y clásicos como el salmorejo o el flamenquín de pluma ibérica que se mezclan con fusiones como el Pad-Thai de rabo de toro o el hummus de avellana. No os vayáis sin consultar su carta de cócteles.
Mi escapada fin de semana se planteo para celebrar mi aniversario y como principal actividad teníamos programada una estupenda cena en Noor, el Estrella Michelin de Paco Morales. Un precioso salón minimalista de vanguardia en tonos blancos donde degustar platos creativos de autor de origen andalusí. No me siento capacitado para hacer una crítica objetiva de un establecimiento de estas características, pero os puedo contar mi experiencia esa noche en Noor de forma parcial y sin que sirva de valoración formal de un local de este nivel. Lo que ocurre cuando vas a un establecimiento así, es que acumulas muchas expectativas sobre la experiencia. La comida a mediodía había sido abundante y llegamos a Noor sin hambre. Eso ya condiciona mucho. La puesta en escena de Noor es algo espectacular. El agua de azahar a la entrada, el paso a sala, la coreografía del servicio para poner los platos en la mesa, la elección del vino… La cena se convierte en una obra de teatro perfectamente escenificada, con platos muy artísticos. Las cantidad un poco reducida si vas con hambre, que no era mi caso, y algo de abuso de salsas y especies. Los platos armoniosos y bien presentados. El rodaballo algo correoso y difícil de cortar. Quizás más escenografía que cocina. La experiencia no resulto sobresaliente, pero repito que esto es tan subjetivo que no debéis tenerlo en cuenta. Paco Morales es un referente para mí y esto no le quita ni un ápice de genialidad a su trabajo. Seguro que volveremos para probar una nueva carta.
Nos vamos de Córdoba no sin antes hacer parada en uno de los restaurantes de moda a las afueras de la ciudad. El Envero es una de las apreturas más interesantes de los últimos años en la capital cordobesa. Fruto de la pasión por la gastronomía y el vino de sus dueños, El Envero sabe estar a la vanguardia sin caer en la extravagancia. Con una carta equilibrada, en constante evolución y con una resolución de los platos brillante. Estupendo servicio de sala con una atención personal, agradable y eficaz en todo momento. Magnífica materia prima en una carta con platos de temporada donde destacan las croquetas fluidas o la mazamorra y novedades como el tartar de gambas con gazpacho de cereza y helado de jengibre, auténticamente delicioso, o el cochifrito. Entre los platos principales, son una apuesta segura el atún a la plancha y la ternera gallega a la que consiguen dar un punto óptimo.
Aquí no hace falta tirar una moneda a la fuente para saber que algún día vamos a volver. Córdoba siempre enamora y nos ha vuelto a demostrar que es una apuesta segura: maravillas que descubrir y una comida deliciosa. En cuanto se abra el confinamiento perimetral y se acaben las restricciones, no dejéis de visitar la antigua y hermosa capital de Al-Andalus. Absolutamente recomendable.