La fórmula es sencilla: precios muy contenidos (tapas a 3,45€ de media), mucho oficio en la cocina y ganas de ofrecer algo que se salga de lo habitual.Me gusta especialmente su revisión de platos tradicionales. El recetario y los sabores de siempre, bien ejecutados y con un punto de revisión que, sin alejarse demasiado del original, lo actualiza.

Besana tiene una oferta de tapas que permite simplemente tomarse algo en la barra, o un par de cositas en una mesa, o, si se prefiere, montar un pequeño menú degustación a medida (cuyo precio rondará, en función del apetito de cada uno, los 25-35€) que se puede acabar con alguna de sus propuestas dulces.Precisamente esas tapas dulces son otro apartado interesante de su propuesta. No se trata de un apartado que se descuide sino que tiene el mismo interés que el resto: ahí está su crujiente de arroz con leche (con arroz inflado), su pera al vino con queso fresco y haba tonka o su estupenda torrija de cuaresma, una receta en la que juegan con la tradición sevillana de esta época, con torrijas, aroma a azahar y el incienso de las procesiones. Esos son los ingredientes de un postre que creo que define perfectamente su estilo.