Casa Murillo

Calle San Pablo, 8, local 1, 41001 Sevilla
Teléfono: 955 72 58 46

Hace ya más de 400 años del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, uno de los grandes maestros del barroco español. El pintor dejó una huella indeleble en la ciudad, de tal manera que no se puede entender a Murillo sin Sevilla y a Sevilla sin Murillo, ambos forman una simbiosis. Murillo gozó de un gran éxito profesional en vida y su fama no dejó de aumentar tras su muerte. Estamos ante un triunfador, un hombre instruido en cuya obra se perciben muy diversas influencias, no solamente de los artistas que trabajaron en la Sevilla de su tiempo como Velázquez, Zurbarán o Roelas, sino también de la pintura flamenca e italiana a través de las colecciones que había en la ciudad. Su obra es una amalgama de distintas tendencias que procesó creando un estilo completamente original e inconfundible, y en el que la temática religiosa es la protagonista. Sevilla estaba plagada de iglesias y conventos, los cuales suponían la principal fuente de encargos para artistas y artesanos de todo tipo. Hoy conocemos un local del centro que celebra la figura de nuestro gran maestro con la mejor cocina andaluza y costumbrista, esa que es y recrea la que encontrábamos en las antiguas casa de comidas.

En nuestros días, la gastronomía es un atractivo turístico más. Y en algunos casos, uno de los más importantes. Así ocurre, en buena medida, con la comida típica de Andalucía: muchos viajeros vienen al sur para deleitarse con sus platos y productos más característicos. Y lo mejor de todo: a unos precios mucho más accesibles que en otros lugares del país. Además, uno de los puntos fuertes de la comida típica de Andalucía es su heterogeneidad y riqueza. Y eso se explica por diferentes razones. En primer lugar, por la variedad de culturas que han poblado su territorio. Algunos sabores y productos nos retrotraen a la época romana, aunque son mucho más reconocibles las aportaciones hebreas y musulmanas a la cocina andaluza, sin menospreciar lo que llegó de América tras su descubrimiento. No obstante, buena parte de sus recetas son humildes propuestas emparentadas con otras cocinas tradicionales, mientras que otras tienen su inconfundible distintivo local. La pequeña cocina de Casa Murillo esta justo detrás de la barra de servicio y el ambiente general es acogedor, tranquilo, y decorado de manera clásica, en homenaje al pintor sevillano. Este pequeño espacio de paredes descarnadas y espejos redondos, provoca que te sientas a gusto y como en casa. El hecho de que todo esté visible aumenta la comodidad y la transparencia. Casa Murillo está ubicada al lado de la Iglesia de Santa María Magdalena en la que fue bautizado el pintor y donde este local despliega una gran terraza adaptada tanto para el frio como para los días de calor. Cajones de frutas y verduras adornan la entrada de un pequeño espacio interior con cuatro mesas, en el que los cuadros de “niños comiendo uvas” o “jugando a los dados” son los protagonistas.

La carta de Casa Murillo es bastante extensa, y aboga también por sugerencias diarias. Un picoteo que comienza con chicharrones de elaboración casera 4,50€, tosta de sardina ahumada 4,90€, ensaladilla Murillo (gambas) 6,60€ la media ración o el clásico pincho de tortilla 4,50€. Entrantes como el salmorejo 5,50€, tomate aliñado con melva 14,80€, brioche mantecaíto 7,50€ o crujientes de cola de toro 10,90€. Carnes como el lagartito ibérico 5,20€, solomillo al whisky con tacos de jamón 5,50€, churrasquín mozárabe 9,80€ o presa con crujiente de caramelo 10,90€, entre otras carnes. Pescados plancha o fritos como el adobo 6,20€ o los chocos 7,20€, brochetas de huevas de merluza 13,90e o revuelto de bacalao 11,85€. De guisos tenéis pisto sevillano con huevo 5,50€, albóndigas en salsa 5,90€, carrillá al Jerez 8,50€ o cola de toro 9,50€. De postre, bizcocho Quinta Angustia 3,75€, torrija casera con helado 4,90€ o tatar de queso 5,30€. Como veis, en Casa Murillo podéis almorzar o cenar disfrutando de una sencilla cocina en la que los guisos tradicionales, el pescaito frito y el buen jamón siempre están presentes. Una de sus particularidades más interesantes es que la cocina esta abierta todo el día o como dirían los anglosajones “Non Stop Kitchen”.

Llegamos en este local, que parece diseñado para turistas, de forma casual, descartando otros establecimientos que en los días navideños no daban abasto. De esos días que olvidas reservar y llega la hora de comer. Pues entramos en Casa Murillo sin demasiadas perspectivas y nos llevamos una grata sorpresa. Así que para todos aquellos visitantes que quieran conocer un poco más del artista y rodearse de alguna de sus obras, a la vez que consumen buen tapeo, este es un lugar céntrico donde se come bien y a buen precio. Resulta complejo transmitir sencillez donde detrás hay trabajo y a veces dificultad. Casa Murillo me ha gustado porque su aspiración radica simplemente en dar bien de comer y hacer que el cliente se sienta a gusto. Solo hay pretenciosidad en lo importante y eso se transmite en los platos, los gestos y el diálogo con los integrantes del equipo. Sin duda, un espacio para recomendar y disfrutar.

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