Calle Colombia, 7 41013 Sevilla
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El período intermedio entre la primera clasificación de un vino y la definitiva entrada en los sistemas de crianza recibe el nombre de “Sobretablas”. Es el momento donde se decide si un mosto va para oloroso, si tiene madera de palo cortado o de fino. Sobretablas es también este restaurante que se ha convertido en uno de los locales imprescindibles de la Capital Hispalense.
Al frente del proyecto están Camila Ferraro y Robert Tetas, dos profesionales con una sólida trayectoria en el ámbito de la alta gastronomía, han creado un proyecto culinario único en Sevilla. Tras coincidir en el reconocido Celler de Can Roca, decidieron unir fuerzas y abrir su propio restaurante en el barrio del Porvenir, dentro de un emblemático edificio de 1929. Camila, con experiencia en cocinas galardonadas con estrellas Michelin, y Robert, reconocido por su labor como sumiller en distintas regiones de España, aportan una propuesta que fusiona técnica, producto y creatividad en un entorno elegante con salones privados y una amplia terraza. Sobretablas conserva la traza y la hermosa fachada original. Parece que anteriormente fue la casa de un ingeniero, fábrica de lámparas, guardería y en los últimos diecisiete años restaurante de lujo. En sus 276 metros cuadrados construidos cuenta con múltiples dependencias: Una terraza amplia e informal, con música, vegetación y mesas de madera para disfrutar del buen tiempo sevillano, pero también acondicionada para los días fríos; reservados interiores muy acogedores con mesas vestidas con manteles blancos y una iluminación cálida; y otra planta con salones privados de hasta 20 comensales cada uno.
La carta de Sobretablas es el reflejo de una cocina viva, dinámica y respetuosa con el producto, que se adapta al ritmo de las estaciones y que apuesta por una interpretación contemporánea de la tradición andaluza. Cada plato muestra un equilibrio entre técnica y sensibilidad, entre el recuerdo de los sabores de siempre y el deseo de llevarlos un paso más allá. La propuesta arranca con una cuidada selección de aperitivos y entrantes que destacan por su frescura y creatividad: desde tartares sutiles y platos fríos con matices aromáticos hasta verduras trabajadas con mimo y aliños precisos. Elaboraciones como las endivias a la brasa con crema de queso, jamón serrano y nueces de macadamia, o el tartar de gambones con pistacho y albahaca, demuestran que aquí no se trata solo de ejecutar bien, sino de ofrecer una experiencia sensorial completa desde el primer bocado. Los pescados, por su parte, evidencian un profundo respeto por la materia prima, con combinaciones bien equilibradas que no enmascaran sino que realzan. La ventresca de atún glaseada con ajo blanco y quinoa suflada o la corvina a la brasa con hinojo son ejemplos de cómo una buena cocción, acompañada de guarniciones sutiles, puede alcanzar un nivel sobresaliente. En carnes, la carta también muestra carácter: platos como la paletilla de cordero con berenjena y salvia, o el arroz con magret de pato, combinan la intensidad del sabor con presentaciones limpias y modernas. Se percibe en cada propuesta una clara intención de conjugar lo conocido con lo inesperado, sin excesos ni estridencias. Los postres mantienen esa misma línea conceptual: juegos de texturas, contrastes dulces y ácidos, y una elaboración cuidada.
A todo ello se suma una bodega extraordinaria, con alrededor de 150 referencias y unas 35 disponibles por copa. La selección, realizada personalmente por Robert Tetas, abarca desde vinos generosos de Jerez y Huelva hasta etiquetas internacionales de Burdeos o Borgoña, sin olvidar caldos menos conocidos de pequeñas bodegas sevillanas. El maridaje es parte fundamental de la experiencia en Sobretablas, y se nota el criterio de quien entiende el vino no como acompañante, sino como parte del discurso culinario. Esta carta, en constante evolución, se irá enriqueciendo con nuevas propuestas, pero mantiene un hilo conductor muy claro: el producto es el protagonista, y todo gira en torno a él. Comer en Sobretablas no es solo una comida, es una conversación entre tradición y modernidad, servida con elegancia, intención y mucha personalidad. Queremos concluir este artículo destacando que, a pesar de algunos detalles aún por pulir que encontramos en nuestra visita —como un servicio que está en proceso de rodaje y platos para compartir algo escuetos en cantidad—, la experiencia ha sido más que satisfactoria. La atmósfera del patio central, con su ambiente tranquilo y música agradable, nos permitió disfrutar de una velada sin distracciones, incluso con el local lleno. La propuesta gastronómica destaca con una cocina sólida y creativa que se sitúa entre las mejores de Sevilla. Las tapas están bien pensadas y ejecutadas, y el conjunto ofrece una experiencia coherente y estimulante. Ha sido un verdadero placer redescubrir este espacio, al que sin duda regresaremos. Sobretablas no solo se ha consolidado como un referente, sino que continúa brillando con luz propia.