Restaurante Lobo Blanco

Avenida de Miraflores, 17, 41008 Sevilla
Teléfono: 659 80 06 69

Los zoólogos aseguran que el lobo es uno de los animales con más “valores”, entendiendo valores como los interpretamos los humanos. Aunque los lobos aparenten ser fríos y agresivos, bien es cierto que se trata de animales muy astutos y familiares que viven normalmente en manadas lideradas por el macho alfa, que tiene grandes instintos familiares, pues cuida a los cachorros, participa en la búsqueda de alimento para la supervivencia de la manada y protege a todos los suyos, incluso busca comida para los mayores de la manada que no ya no pueden hacerlo. Todo esto, junto con su gran capacidad de sociabilización, ha hecho posible que el lobo pudiera convivir con el hombre años atrás, surgiendo así su domesticación y la consecuente aparición del actual perro doméstico. Estos valores son los que han inspirado a la familia Chakhsi, y más concretamente a Bilal y su hermano Othmane, a elegir un nombre que evocara la fortaleza y lealtad del lobo para ponérselo a su primer restaurante en Sevilla. Procedentes de Fez (Marruecos), los Chakhsi gestionan estancos, bares de copas y negocios de decoración en nuestra ciudad, pero esta es su primera incursión en la restauración. Lobo Blanco es un nuevo espacio en la Capital Hispalense con cortes Premium, buen vino y un escenario espectacular, donde las brasas son las protagonistas para seducir a los paladares más exigentes. Abierto hace menos de mes, este local aúna lujo y carne a la brasa, conceptos que en principio parecen dispares, pero que aquí crean sinergias utilizando el fuego como eje central, un punto de partida común con una pulida escenografía.

Al llegar descubrimos que Lobo Blanco no es un restaurante cualquiera; su ambiente acogedor, un servicio impecable y su sugerente carta, lo convierten en una experiencia que trasciende lo ordinario. A los mandos encontramos a Raúl Gallego como Jefe de Sala y Adrián Sotillo liderando la cocina. Dos macarenos con una dilatada experiencia en el sector, a pesar de su juventud. Raúl ha estado varios años trabajando como segundo Maître en Garrote (San Sebastián), y Adrián ha estudiado en la Escuela Cruzcampo y La Laguna en Baeza, y ha trabajado en establecimientos tan emblemáticos como Cenador de Amos, El Corral del Indianu, El Nuevo Molino o el Centro Botín, pasando también por el añorado Gallinero de Sandra, antes de volver a su barrio. Pero Lobo Blanco no solo se distingue por la calidad y sabor excepcionales de sus carnes y pescados a la brasa, sino también por el cuidado puesto en cada detalle del espacio. La vistosa decoración está diseñada por ellos mismos. Desde la elegante ornamentación o la enorme cava acristalada, hasta la disposición de las mesas, todo ha sido proyectado para crear un entorno acogedor y sofisticado. Acabados metálicos, geometría y color se unen para ofrecer un resultado exclusivo. Un planteamiento confortable y elegante, mezclado con colores que van desde toques de dorado a azul marino y tejidos muy agradables al tacto como el terciopelo. Tienen protagonismo también los juegos de iluminación, con tonos suaves que ayudan a crear un ambiente único. A la hora de sentaros podéis elegir entre tres espacios diferenciados: Dos terrazas, una exterior y otra retranqueada al local, para comer en taburetes altos de manera más informal, con medias raciones y raciones, y el interior para sentarse en las bonitas butacas tapizadas de terciopelo rojo, azul y verde. El mobiliario, la original barra de servicio e incluso los azulejos de las columnas se han traído de importación para dar forma a este proyecto. Todo ayuda para que los comensales se sientan cómodos y relajados al sentarse a la mesa.

La carne a la brasa es, sin duda, uno de sus platos estrella. Carnes que resultan exquisitas en cualquier época del año, pero especialmente en los meses de frío. Su cocina se caracteriza por innovadoras pinceladas, pero guardando siempre un matiz tradicional, lo que permite disfrutar de unos aperitivos con un toque especial para ir abriendo el apetito: Ostras Gillardeau Nº 2 al natural, a las brasas y cítricos o con ajo y huevas de trucha 6,00€, anchoas de Santoña 18,00€, jamón ibérico de bellota 24,00€/100gr o la ensaladilla de la casa 12,00€. Burrata a la brasa con tomate y pesto 12,00€, verduras salteadas con gambas 12,00€, buñuelos de bacalao con alioli de membrillo 12,00€ o croquetas de gambas 7,00€/14,00€. Del mar, tartar de atún rojo de Gadira 22,00€, ventresca de atún rojo 19,00€, pulpo a la parrilla 20,00€ o bakalao 20,00€. Pescados que se traen de lonjas gallegas y portuguesas. De la tierra, steak tartar de solomillo 22,00€, carpaccio de ternera frisona 18,00€, pierna de cordero 19,00€ o magret de pato con espinacas 17,00€. A la brasa tenéis pescados de mercado, selección de cortes de carnes nacionales e internacionales 8,00€/100gr de su proveedor Txogitxu (una de las mejores carnes del mundo), parrillada de verduras 18,00€ o el exquisito arroz mar y montaña (2 pax) 22,00€. De postre, soufflé de avellanas 7,00€, lemon pie 6,00€, tarta de queso cántabra 7,00€, mousse de mascarpone 6,00€ o brioche de torrija 7,00€. En la terraza incluyen tapas como las patatas aliñadas 6,00€, saam de ensalada César 7,00€, gunkan de steak tartar 8,00€, puerros a la brasa con romescu 4,00€, futomaki de ternera 10,00€ o patatas bravas koreanas 7,00€. Variada carta de vinos y algunos cocteles para la sobremesa. Aquí se cuida especialmente la materia prima de calidad, con productos frescos de temporada.

Lobo Blanco es un local que destaca por unir la mejor gastronomía, con una decoración inspiradora que funden colores y materiales de forma armónica, consiguiendo dotar al espacio de un ambiente cálido y acogedor. Desde su apertura, este restaurante de diseño se ha convertido en un refugio para los amantes de las carnes a brasa, principalmente porque es diferente a todo lo que podemos encontrar por la zona. Un local para comer carne a la vieja usanza, sin ínfulas y con una excelente materia prima. Cuando terminéis, podéis tomaros una copa en el Café Bengalí, un local de copas que pertenece al mismo grupo hostelero y que está pegado al restaurante. En definitiva, Lobo Blanco ha resultado una experiencia gastronómica de primer nivel. Nuestra comida para tres personas, con postre y copa de cortesía, fue de 106,00€, bastante ajustado para la calidad de la comida, el agradable y atento servicio de sala y para uno de los escenarios más opulentos que podéis disfrutar en el Distrito Macarena. Lo cierto es que nos ha encantado y seguro que volveremos.

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