Puro Picoteo Brenes

C. P.º del Agua, 41310 Brenes, Sevilla
Teléfono: 600 81 32 88

La riqueza gastronómica de Sevilla se reparte por toda la provincia. No solo en la capital hay restaurantes en los máximos estándares. En los pueblos hay muchos establecimientos de altura, algunos incluso muy reconocidos por la crítica. Hoy “viajamos” a Brenes, un bonito municipio de Sevilla ubicado en la margen izquierda del Río Guadalquivir, en terrenos de rica vega que se unen con la campiña en su término. En este entorno, la gastronomía de Puro Picoteo se enmarca como un complemento idóneo para la visita. La definición de transgredir es cuestionar lo establecido, es atreverse a más. Esa trasgresión es la que manifiesta Adrián Ramírez en su local de Brenes. Este joven chef sevillano propone romper los hábitos culinarios tradicionales de su pueblo, revolucionando la gastronomía habitual de la hostelería brenera, dándole un vuelco al recetario y a la oferta de la zona. Se trata de presentar una alternativa que desde la condición de restaurante de provincia, apunte a combinar nuevos sabores a los ya existentes. Una nueva narrativa entre la Vega y la Campiña.

Puro picoteo es un pequeño restaurante que abrió sus puertas a mediados de 2020, y que presenta una valiente cocina de fusión que se ha convertido en referente de la comarca, atrayendo la atención de críticos, buscadores de experiencias culinarias y defensores de tesoros gastronómicos. La dificultad para comer sin reserva, de la que hemos sido testigos al llegar, dice mucho de la notoriedad alcanzada por Puro Picoteo en el último año. Al frente de este proyecto encontramos a Adrián Ramírez Navarro, un cocinero que encontró su vocación por los fogones a posteriori de aventurarse a estudiar en la Escuela de Hostelería Gambrinus. Trabajó durante varios años en la Costa Brava y Andorra, pero la pandemia lo hizo regresar a Brenes y abrir su propio negocio. Los comienzos fueron complicados hasta que pudo imponer su criterio, desarrollando poco a poco una cocina diferente a la que ofrecían otros locales del pueblo. Desde que ves la terraza, algo destartalada, hasta que terminas de comer, la experiencia da un giro de 180º y pasa por varias etapas: La etapa de “Ya puede estar bien con lo lejos que me pilla de casa”, la de “Demasiada gente, seguro que la comida va a tardar en salir”, una etapa gozosa de “Que bueno esta todo” y la etapa en la que descubres que “Ha merecido la pena cada kilometro para llegar”.

Puro Picoteo presenta una decoración ecléctica, hecha por etapas a un mesón añejo y oscuro, al que había que cambiarle desde el suelo a las paredes. El que haya estado antes en este local ha sido testigo del enorme cambio que Adrián le ha dado en estos cuatro años a este espacio. Al llegar vemos una gran terraza cubierta de toldos y con mesas de plástico, situada en los bajos de un original edificio rojo con ventanas moriscas. Una entrada estrecha da paso a una zona de barra, con la cocina al fondo y una didáctica pizarra con los cortes del atún y del cerdo. El salón principal a la izquierda está separado de la barra por grandes puertas acristaladas. Aquí se entra en una zona colorista y alegre, con suelos de gres imitando madera, azulejos negros en las paredes, sillas de diferente color y lámparas colgantes de ratán. Las paredes están adornadas con papel pintado de estilo oriental y retratos de artistas hechos por Javi Cuevas, pintor brenero que trabaja con los pinceles para crear Pop Art al estilo Warhol, con las caras de Manuel Carrasco, Rosalía o Vanesa Martín, entre otros. Dice Adrián que este verano va a afrontar la obra de la terraza, algo que seguro le va a dar mucha más presencia al establecimiento.

Cercano, cordial… Charlar unos minutos con Adrián es suficiente para darse cuenta de que es un profesional humilde que sabe que los propósitos solo llegan con trabajo y determinación. Un tipo llano y decidido, que se ha convertido en una promesa de la gastronomía sevillana. Adrián se ha instalado en su tierra para hacer la cocina que le gusta, creando un recetario personal y disruptor, con un poso contemporáneo importante. Una cocina que celebra el producto y en la que el chef juega el papel de puente para que los ingredientes hablen y los comensales reciban el mensaje. Técnicas modernas y presentaciones cuidadas, en composiciones que tiran de mezcla de ingredientes, técnicas y culturas procedentes de distintos lugares, para crear una carta repleta de platos memorables como los torreznos caseros con guacamole 4,90€/9,80€, la tabla de atún mechado al estilo ajolí 6,50€/13,00€ o la exquisita tosta de atún rojo, mayonesa trufada y albahaca 4,50€. Para picotear tenéis el bikini relleno de pollo asado y alioli de especias 8,50€, bombas calientes de puchero 4,80€, tacos de cochinilla pibil 4,90€, un sabroso canelón de pollo con bechamel de setas 9,50€, noodle con carne ibérica y verduras 9,90€ o falso risotto de cola de toro 8,90€. Gran variedad de sushi fresco, hecho al momento. Carnes como la pluma y el solomillo ibérico 14,00€, lomo bajo de ternera 19,00€ o un sabroso meloso de cordero sobre parmentier de patatas. El final feliz es de Lemon pie, Copa de espuma catalana, brownie de chocolate o la divertida tarta de dulce de leche con nube de algodón de azúcar 6,50€. Opciones para los peques. Os dejo al carta completa.

La elección de tu propio pueblo para la apertura de un restaurante, es en sí misma una declaración de intenciones. A primera vista, puede parecer desafiante competir con las grandes ciudades, pero la realidad es que los bares de pueblo pueden ser una opción prometedora. Estar en una ciudad grande no aporta mayor valor al negocio y en cambio tiene unos costos muy superiores. La singularidad de este establecimiento, combinada con la calidad de su cocina y la perseverancia de Adrián y su equipo, han hecho que Puro Picoteo se haya ido ajustando a la demanda y las costumbres de sus vecinos. Hoy le resulta difícil eliminar platos de su carta sin que se lo recriminen sus clientes. Pero además de este local, la marca Puro Picoteo tiene su propio Catering que ya está dando eventos por la provincia, ampliando así el abanico de posibilidades para implementar el negocio. Por último, que no se me olvide nombrar a un servicio que mezcla a la perfección educación y diligencia, sin innecesarios formalismos. En definitiva, os confieso que hace tiempo que un local no me sorprende tanto como lo ha hecho este pequeño espacio de Brenes. Por eso solo me queda recomendaros que vayáis a conocerlo. Gracias a Adrián y su equipo por la hospitalidad. Volveremos.

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