Gta. el Garrotal, 2, 41940 Tomares, Sevilla
Teléfono: 610 13 99 98
El colmo se define como el “Grado máximo de algo”. Se dice que una cosa es el colmo cuando llega a una instancia o un estado que no puede superarse, o que razonablemente no debería superarse. No existe nada más allá del “colmo”. Ese es el sugerente nombre elegido para esta abacería que acaba de abrir en una de las zonas de mayor ebullición gastrónoma de Tomares. Un rincón gourmet, taberna especializada en chacinas y mariscos, ideal para un tapeo con amigos o en pareja. Calidad, sensaciones y experiencias en un coqueto, elegante y luminoso espacio, con un ambiente distendido y agradable acompañado de una amplia terraza, tranquila y con fácil aparcamiento. Esta podría ser la carta de presentación de este establecimiento que regentan Rafael y José Manuel, dos trianeros y empresarios hosteleros que intuyeron el potencial de esta esquina del Garrotal que llevaba cerrada más de un año.
En este palpitante mundo gastronómico en constante evolución (o involución, según se mire) cada vez resulta más difícil calificar y definir muchos de los locales que van sembrando nuestra provincia. Quizá por la apremiante necesidad de buscar rentabilidad, o porque el concepto tradicional de ciertos restaurantes esté cambiando. En el caso de Esto es… El Colmo, los fundamentos están meridianamente claros, una abacería clásica donde se marida el concepto de bar-terraza, en lo más amplio de su definición, con un magnifico corredor de mesas altas, con barra abierta al exterior como elemento articulador del relato. Una clásica abacería tanto en su decoración como en su propuesta culinaria, donde están muy presentes los elementos más comunes de este tipo de establecimientos. El eje de este lugar es la cosa gastro evidentemente, pero llama la atención la ecléctica decoración del interior. Un local en tubo, con un salón al fondo decorado con todo tipo de objetos curiosos, antiguos, diferentes y llenos de historia, que Rafael y José Manuel han atesorado para adornar su negocio. Un recorrido lleno de sorpresas donde es posible encontrar prácticamente de todo: Máquinas de escribir, teléfonos de disco, quinqués, marcos y espejos antiguos, pequeñas barras hechas con vetustas puertas y contraventanas o botellas vacías para crear un separador. Incluso la decoración de los baños es digna de ver.
En cuanto a la propuesta del “comercio y el bebercio”, en síntesis, los dos elementos principales son la chacina andaluza y extremeña y el marisco de calidad del Mercado de Castilleja de la Cuesta. Jamones y paletas de Alanis, recién cortados y colgados para que suden la grasa 7,00€ (100gr), ibéricos de la Sierra Norte de Sevilla 2,00€, chicharrones de Cái o fritos 2,00€, o el tartar de salchichón ibérico (ruta tapa 2022) 5,00€, quesos Flor de Cazalla 2,50€, Cremozuelo de Los Pedroches 9,00€, La Govacha de cabra payoya 2,50€ o de cabra de pinto extremeña 2,50€, laterío variado como los mejillones en escabeche de Orbe 6,00€, huevas de caballa 6,00€, anchoas 6,00€, mojama aliña 3,00€, gildas de Ibarra, tomates aliñaos con orégano 3,00€. Montaditos variados 2,00€. De pescado y marisco (100gr) tenéis las gambas 4,00€, patas 4,00€, langostinos 4,00€, camarones 1,50€, mojama de atún (50gr) 4,00€, hueva de atún 6,00€ o el atún marinado (170gr) 7,00€. Uno de sus mejores atractivos es el precio del botellín de Cruzcampo 0,90€ y el tercio 1,30€. La carta de vinos andaluces y extremeños en su mayoría, es ajustada, llena de equilibrio y manejada con solvencia por una sala que es atenta, cariñosa y precisa. Se atisba que se pueda convertir en sitio de reunión para la sobremesa con algún espirituoso o copa larga. Suele pasar en estos tipos de negocios que el tiempo acaba dando jerarquía a lo que demanda la parroquia.
Buscar restaurantes nuevos tiene un componente un tanto snob que pasa por poder marcar agendas. También una indagatoria cultural para ver cómo se come y se siente en esos tiempos difíciles para la hostelería. No todos dejan huella, aunque nuestra apreciación sobre lo que vivimos, comemos y bebemos, está condicionado por muchos elementos que en la mayoría de las ocasiones poco tienen que ver con el propio negocio. En Esto es… El Colmo no podremos encontrar un azote de los sentidos ni una obsesiva búsqueda de la perfección. Sí, una sencillez difícil de conseguir y una autenticidad de su propuesta. Tal vez no pretendan dejar huella imborrable en nuestros paladares, ni falta que hace, pero lo cierto es que Tomares demandaba un sitio de estas características. Estas consideraciones pasan por saber que está recién abierto, y aún le queda engrasar la maquinaria y afinar la propuesta, algo que seguro estos dos empresarios van a conseguir. Les deseamos toda la suerte del mundo en esta bonita aventura.