N-433, 21292 Fuenteheridos, Huelva
Teléfono: 679 14 29 85
La Sierra de Aracena y Picos de Aroche no es solo un entorno de postal: es una despensa viva, generosa y profundamente identitaria. Aquí, el producto no se busca, se encuentra. Brota de la tierra, se cría entre encinas, se recoge con manos que conocen el ritmo de las estaciones. En este rincón de Huelva, la gastronomía no es tendencia, es herencia. Las setas, los quesos, las carnes ibéricas, los frutos secos, las verduras de huerta… todo tiene nombre propio y una historia detrás. Cocinar con estos ingredientes es rendirse a lo que la tierra ofrece, sin artificios. Y eso lo saben bien quienes han hecho de esta sierra su lugar de trabajo y de vida. Comer aquí es una forma de entender el mundo: más lenta, más cercana, más sabia. Cada plato que nace en esta comarca lleva consigo el eco de un saber antiguo y la frescura de lo recién recogido. Es cocina de verdad, sin etiquetas, con alma rural y vocación contemporánea.
Hoy conocemos Lieva, un proyecto cocinado a fuego lento por Javi Abascal, que ha vuelto a la sierra con la determinación de quien sabe que los sueños se cumplen con trabajo y cariño. A las afueras de Fuenteheridos, en una antigua capellanía de fachada blanca y franjas granate, se levanta Lieva como quien recupera un lugar querido del pasado. El edificio conserva su alma rústica, pero se ha vestido con una elegancia serena que no busca impresionar, sino abrazar. Los suelos hidráulicos de 1907 siguen marcando el ritmo bajo los pies, mientras que las sillas de enea, las contraventanas de madera y los espejos arqueados en las paredes reflejan una luz cálida que entra sin pedir permiso. En las mesas, el lino se mezcla con flores frescas en pequeños jarrones, y la vajilla, decorada con ciervos y cerdos, habla de lo ibérico sin necesidad de palabras. La chimenea, con sus piñas y troncos, espera el invierno como quien guarda un secreto. Sobre ella, una colección de peces colgados en madera y cuerda recuerda que aquí todo está hecho a mano, con intención. Hay libros, esculturas de barro, objetos de mimbre y ratán, y hasta antiguas tejas convertidas en apliques. Cada rincón tiene algo que contar. Y todo está dispuesto para que el comensal se sienta parte del entorno, para que la experiencia no empiece en el plato, sino en el aire, en el olor a brasas, en el silencio del campo. Lieva es también un proyecto familiar, compartido con Magdalena, su mujer, y con sus hijos, que corretean por el campo los fines de semana. Es un lugar donde la cocina se mezcla con la vida, donde el fuego no solo cocina, también calienta. Y donde cada detalle, desde los alojamientos rurales hasta el mantel de lino, está cuidado con la delicadeza de quien quiere que te sientas en casa.
El chef Javier Abascal propone una cocina ibérica reinventada, donde la tradición se mira con ojos nuevos. Su carta gira en torno al producto: una cuidada selección de materias primas de la Sierra de Huelva que dialogan con las técnicas más actuales, dando lugar a platos que respetan los sabores de siempre pero los elevan con una mirada contemporánea. Entrantes fríos como el paté casero 8,00€, papas del terreno aliñás con salchichón y lima 9,00€, ensaladilla de salchichas de Aroche 12,00€, corte ibérico de temporada 14,90e, selección de quesos de Aracena 16,00€ o la Tabla de embutidos, 24.00 €. Entrantes calientes como el brioche de carrillá 7,50€, Croquetas (6 unidades) 9,00€, oreja crujiente 13,00€, guiso del pueblo 14,00€ o las albóndigas ibéricas, 16.00 € En el apartado cuchara y tradición tenéis las carrilleras al romero 15,90€, castañetas guisadas 18,00€, ragú de caza 18,00€ o el arroz de temporada 22,00€. Joyería ibérica trae al abanico 22,00€, la pluma 23,00€, el solomillo 23,00€ o la presa 24,00€. De postre, Tarta de queso, 7,00€, tarta fondue de chocolate 7,00€ o la tartaleta de frutos rojos, chantillí de pistacho y chocolate blanco 7,00€. En Lieva, el vino es parte del relato. La selección está diseñada para dialogar con los sabores intensos, grasos y complejos de la cocina serrana. Gran parte de las referencias provienen de bodegas andaluzas, con especial atención a los vinos de la Sierra de Huelva, el Condado y otras zonas cercanas, aunque también hay espacio para etiquetas nacionales que aportan frescura, estructura o mineralidad según el plato.
Hay restaurantes que impresionan. Y otros que emocionan. Ir a comer a Lieva es como volver a casa después de mucho tiempo. Como reencontrarte con alguien que te conoce bien y te cocina lo que sabe que te gusta. El servicio de sala, liderado por Iván Casteggio, os recibe con una sonrisa. Su manera de explicar cada plato o el vino que sirven con complicidad, todo contribuye a que la experiencia sea íntima, cálida, profundamente humana. Aquí no hay distancia entre cocina y sala, entre chef y comensal. Hay cercanía y verdad. Y eso, en tiempos de prisas y artificios, es un lujo. Lieva no es solo un restaurante en la sierra: es el lugar donde uno se sienta, come, y se queda a disfrutarlo. Porque la comida está muy buena, sí. Pero sobre todo, porque te sientes querido. Y eso, es lo que convierte a Lieva en un sitio al que siempre querrás volver. Gracias a mi amigo Javi por hacernos disfrutar. Tenéis que conocerlo.






















