Avenida Concejal Alberto Jiménez-Becerril 27, 41009 Sevilla
Variada carta de vinos, opciones de buen tapeo tanto frío como caliente, marisco fresco y el desafío de adaptarse a un paladar cambiante. El foco en la atención y muchos reflejos para volver a estar de moda, son algunas de las características que les están permitiendo a las nuevas cervecerías de la ciudad iniciar una etapa de esplendor después del auge y caída de muchas de ellas tras la pandemia. Hubo un tiempo en el que las barras eran el lugar favorito de todo el que buscaba un espacio para socializar, pasar un buen rato y, de paso, echarse algo al estómago. La clave de su éxito era que te permitían, además de llegar comido a casa (o la oficina), disfrutar de una buena conversación con el camarero de turno o ponerte al día de la actualidad del barrio con los parroquianos del lugar. Pero parte de eso se perdió con el Covid. Las barras quedaron despobladas, solo para uso de los camareros, en ningún caso se podía consumir en la propia barra, primero por normativas sanitarias y luego porque se nos quedo la psicosis de seguir despegados, por aquello del “contagio”. Parte de nuestra identidad a la hora de interaccionar con los nuestros, se desvaneció. Pero la buena noticia es que las barras están volviendo a ocupar el lugar de antaño, al menos en Sevilla.
Tímidamente, empiezan a aparecer los días de calor. De inmediato, en el imaginario de muchos, el clima cálido es sinónimo de una cerveza tirada en su cervecería preferida. Los sevillanos son unos enamorados de acompañar sus salidas, after y comidas, con una cerveza bien fría. Comienza la primavera en nuestra ciudad, y el boom de la cerveza se convierte en un fenómeno de todo el que gusta pararse a tomar algo con amigos. Y es que el consumo de cerveza esta en su mejor momento. Los hosteleros están apostando por dar mucho cariño a sus clientes desde un formato que ha estado denostado en los últimos tiempos. Por eso nos hemos ido en busca de dos profesionales que se manejan bien a ambos lados de la barra. Rafael Castro y Luis Morales forman el Grupo La Vida Hostelería. Estos dos empresarios con demostrada solvencia a los mandos de un negocio hostelero, son los dueños de La Estación Food bar, un proyecto que lleva meses demostrando su buen hacer en Los Remedios. Rafael y Luis acaban de poner en marcha una gran cervecería en una de las mejores esquinas de Sevilla, junto al Alamillo. Un establecimiento que da a la barra un papel protagonista, algo que se percibe nada más poner un pie en su interior. La barra y las mesas altas son los pilares de esta cervecería en la que aseguran dispensar “La cerveza más fría de Sevilla”, que ya es decir.
Un espacio amplio, con la típica luz fría de este tipo de locales y una gran terraza para disfrutar de las noches de estío. “Nos apetecía mucho un proyecto con la cercanía que se produce en una cervecería entre el cliente y el hostelero”. Son numerosos los bares que exponen las tapas como reclamo de la clientela, por eso es habitual ver las elaboraciones situadas en largas vitrinas, todas diferentes y apetitosas. La Sevillana es una cervecería de estética funcional, que cuenta con un gran expositor de comida fría, con las típicas bandejas de ensaladilla, aliño de huevas o mejillones con pipirrana… tapas irresistibles a la vista y un enorme salón donde se puede comer a base de raciones o de tapas, al igual que en la terraza. Una cocina a medio camino entre la coquinaria tradicional sevillana y la cocina de costa, y en la que el producto es el protagonista. Así junto a las gambas de Isla Cristina y los langostinos de Sanlúcar, podéis encontrar tomate de raza aliñado con ventresca o la gilda de anchoas. Fritos como los chocos de Isla Cristina, adobo “la Sevillana” boquerones fritos al limón, croquetas de caña de lomo o pollo al ajillo. Montaditos de gambas alioli, de pringá o el Serranito “La Sevillana”, según ellos el mejor de Sevilla. Preguntar por los guisos del día. De viernes a domingo podéis disfrutar de los mejores pescados y mariscos de lonja fritos y/o cocidos. De postre, torrija, arroz con leche o tarta de chocolate.
Es vital haber sido cliente de barra para poder ofrecer una de altura cuando te encuentras al otro lado. De hecho, creemos que solo así puedes afinar al máximo la propuesta para, finalmente, alcanzar el éxito. Hay cosas que nunca deben faltar en una barra de nivel. Debe tener vinos por copas, la gente quiere variedad. También es fundamental una carta de tapas de calidad. Y el otro aspecto innegociable es que el cliente pueda encontrar la caña perfecta, con sus 2-3 centímetros de espuma, servida en vaso fino y entre 0 y 3°C de temperatura. Da igual que estés de pie en mesa alta o sentado en alguno de sus veladores. Lo importante es que te hagan sentir que estás en casa y que tenga su propia identidad, que no se quiera parecer a otras. Sabes que es una buena barra cuando no te quieres ir y cuando, al salir por la puerta, ya estás pensando en volver. Lo cierto es que echábamos de menos una buena cervecería en esta zona de la ciudad. Por eso le auguramos larga vida. Mucha suerte a Rafael y Luis en esta nueva aventura. Volveremos.