Calle de Sta. Clara, 65, 41002 Sevilla
Teléfono: 722 33 80 88
La palabra alcoba viene del término árabe al-qubbah, que significaba literalmente «la cúpula». Una habitación en la que se guardan los objetos más importantes y sagrados de la familia. Habitáculos espaciosos, con buena ventilación y fácil acceso, que tras la reconquista y posterior expulsión de los árabes por parte de los Reyes Católicos, se empezaron a utilizar como dormitorio principal, de ahí que haya llegado hasta nuestros días con tal significado y sigamos utilizando el término. La alcoba tiene el sentido de reunión familiar que se ha querido trasladar a este establecimiento. Un lugar donde sentarse a comer, y dónde se fusionan las dos culturas entre las que se mueven con espontaneidad los miembros de esta familia. Estamos en un restaurante marroquí ubicado a medio camino entre Torneo y la Alameda. Un espacio donde degustar platos tradicionales marroquíes en un ambiente hogareño. Porque, como nuestra gastronomía, la actual cocina magrebí es el resultado final de mil y una influencias y añadidos históricos.
Al frente de La Alcoba encontramos una familia marroquí que lleva más de 20 años en nuestro país. Claudia, la matriarca, nacida en el Borouj, un pueblecito cercano a Marrakech, está a cargo de la cocina. En sala encontramos a sus tres hijos, Aisha, Rashid y Tarek. Nacidos en Rabat, pero sevillanos de adopción, se encargan de atender a los numerosos clientes que vienen a disfrutar de una cocina única, en la que a la sencillez y el refinamiento en su elaboración, se le unen la combinación de sabores y el uso de especias y condimentos. Para esta familia, la cocina es el fruto de la tradición musulmana que inunda sus raíces y de las costumbres cristianas con las que han crecido, convirtiendo La Alcoba en la representación perfecta del espíritu de Al-Ándalus. El local cuenta con un salón interior con paredes de azulejos rojos, suelos hidráulicos y un bonito sofá árabe hecho en mampostería. Un interior de estética sencilla, con una barra de servicio delante de la cocina y un expositor de dulces, espejos vintages de madera tallada, apliques andalusíes de cristal en las paredes y mesas vestidas con manteles grises marmolados. Fuera, una pequeña terraza con varios veladores y dos pequeños mostradores para disfrutar del buen tiempo. Grandes cristaleras a la calle inundan de luz el interior mientras suena de fondo música andalusí clásica. El trato de Aisha y Tarek es encantador, y los platos salen de cocina con cadencia y perfectos de presentación.
Claudia prepara orgullosa la cocina marroquí tradicional que le sirve de inspiración en el día a día. Porque la pasión es ante todo compartir, y ella comparte sus conocimientos todos los días con sus clientes. Aquí se sirven platos caseros de todas las regiones del país; como los pinchos morunos 14,00€, el almohadón de boquerones adobados 11,40€, ensaladilla de Claudia 8,90€, berenjenas en tempura 8,00€, surtido de briwat 9,00€, unas sorprendentes almejas harisa 14,00€, remojón andalusí 12,00€, croquetas de tajín 10,90€, patatas mozárabes 6,90€ o ensalada rifeña 12,00€. Principales como las albóndigas de kefta 10,90€, el atún a la Alcoba con salsa de pimientos del piquillo 12,00€ o una exquisita ternera con ciruelas pasas 12,00€. No falta una extraordinaria pastela de pollo 14,00€ o el cous cous, que puede ser el clásico, o como en nuestro caso, negro con salmón asado y alioli de naranja 12,00€. También tienen platos por encargo como la pastela de marisco o el cordero. De postre, coulant de chocolate 6,50€, tarta de queso payoyo 6,50€, tocino de cielo con crema de queso y piñones 6,50€ o pastas y dulces tradicionales marroquíes que Claudia prepara de forma artesanal 1,50€. Ofrecen desayunos clásicos sevillanos y marroquíes desde primera hora de la mañana. Aunque no sea muy ortodoxo, ese hermanamiento de culturas hace que puedan convivir en su carta Cerveza Alhambra y vinos, con el clásico té moruno.
La cocina magrebí es un verdadero deleite para los sentidos y una expresión de identidad cultural que ha resistido el paso del tiempo. He estado varias veces en Marruecos, y siempre me ha sorprendido su maravillosa cocina y su extraordinaria materia prima. En nuestro país vecino se come muy bien, y la influencia de su cocina esta, casi sin darnos cuenta, en nuestro día a día. Estas influencias se pueden apreciar en muchos de los dulces o platos cotidianos que tomamos. Recetas que se consumen en nuestros restaurantes y hogares sin tener conciencia de que proceden de un legado de varios siglos de evolución e influencias que comienzan en Al-Ándalus y que de alguna manera siguen aún presentes en nuestras mesas y en otros aspectos de nuestra vida diaria. Nadie puede negar que la cultura de un lugar es el fruto de su historia, y que sus tradiciones son el resultado de las civilizaciones que han pasado por él. Hace siglos que en Sevilla confluyen con naturalidad las dos culturas, y esa mezcla la convierten en visita obligada para todos aquellos que se sienten atraídos por su rico pasado, sus costumbres y sus peculiaridades. Claudia y su familia consiguen rememorar esa herencia gastronómica que Al-Ándalus dejó en nuestra tierra, y lo hacen con humildad y simpatía. Lo cierto es que nos ha encantado, y creo, sin temor a equivocarme, que puede ser la mejor cocina marroquí que podéis probar en Sevilla. Por eso, tenéis que conocerlo.