Calle San Jorge, 16, 41010 Sevilla
Teléfono: 954 17 18 15
Triana, con su historia ligada a la artesanía, el comercio de barrio y las tabernas de toda la vida, ha visto en las últimas décadas cómo muchos de sus locales tradicionales han ido desapareciendo, empujados por la transformación del barrio y la presión turística. La marcha de Casa Manolo, aquel mítico establecimiento de la calle San Jorge que durante años fue punto de encuentro de vecinos, trabajadores y parroquianos fieles, es solo un ejemplo más de un fenómeno que avanza imparable. El Altozano es hoy un escaparate permanente para quienes llegan de paso, cámara en mano, en busca de una postal perfecta. El Mercado de Triana, que en otro tiempo era un hervidero de puestos de ultramarinos, pescaderías y fruterías de confianza, ha cedido parte de su espacio a bares y propuestas gastronómicas pensadas para el visitante foráneo. La calle San Jacinto, columna vertebral del barrio, vive una continua procesión de turistas que, sin duda, aportan dinamismo económico, pero también aceleran la sustitución de negocios familiares por franquicias y locales de hostelería de nuevo cuño. La identidad comercial y social de Triana, construida a base de trato cercano y raíces profundas, se ve amenazada por una homogeneización que convierte cada rincón en un decorado atractivo pero cada vez más alejado de su esencia. En ese contexto, la apertura de nuevos espacios como Don Jorge supone una oportunidad de equilibrio: mantener un alto nivel gastronómico y estético, pero sin olvidar que Triana es más que una postal, es un lugar vivo que necesita conservar sus costumbres y su memoria. Detrás de este proyecto está Ximena Tarazona, quien se estrena como hostelera oficialmente con esta primera propuesta gastronómica, aunque ya lleva años de aprendizaje junto a su marido, Cristóbal Escalona, al frente del grupo Lima Sorda.
El interior de Don Jorge destaca por una cuidada estética que mezcla tradición y modernidad de forma armoniosa. Las paredes alternan el encanto rústico del ladrillo visto con zonas decoradas con papeles estampados de motivos florales y patrones geométricos, generando un contraste visual atractivo y equilibrado. El suelo, con baldosas hidráulicas de tonos cálidos y diseño clásico, añade un toque artesanal que conecta con la historia y la identidad de Triana. La luz natural inunda el espacio gracias a grandes ventanales que dan a la calle San Jorge, potenciando la sensación de amplitud y frescura. El mobiliario combina mesas altas junto a la barra con mesas bajas distribuidas a lo largo del local, ofreciendo diferentes opciones para los comensales. Las sillas de ratán y butacas tapizadas en tonos verdes aportan calidez y confort, mientras que los detalles en madera maciza dan un aire elegante. La iluminación artificial, con lámparas colgantes y apliques de estilo contemporáneo, crea una atmósfera acogedora. No faltan guiños a la cerámica tradicional de la zona, con platos decorativos en las paredes que evocan el legado alfarero trianero. Todo ello se complementa con una terraza amplia en la acera, con capacidad para unas 50 personas, perfecta para disfrutar del ambiente del barrio. La propuesta decorativa, firmada por Fabi Interiorismo y Fabio Benigno, consigue un resultado sofisticado y cercano, convirtiendo el local en un espacio donde lo moderno y lo tradicional dialogan de forma natural.
La carta de Don Jorge es un recorrido por sabores que combinan la tradición de la cocina andaluza con toques actuales. Comienza con una cuidada selección de ibéricos y salazones, como la ración de jamón ibérico de bellota (21,90 € el plato o 11,90 € la media) o el surtido de ibéricos (17,90 €), junto a opciones como la anchoa sobre pan brioche con mantequilla ahumada (3,20 € la unidad). La parte “Para compartir” ofrece combinaciones frescas y llenas de color, desde la ensalada malagueña con bacalao y aceite de oliva picual (12,90 €) hasta el tomate rosa aliñado con burrata y pesto de albahaca (11,90 €), pasando por elaboraciones más contundentes como la morcilla de arroz braseada sobre compota de manzana (4,50 €). En el apartado “De huevos a la cosa” destacan los huevos rotos con torreznos sobre parmentier trufada (11,90 €) y la tortilla de papas al minuto con salsa al brandy (5,50 €), mientras que “La freiduría” rinde homenaje al recetario marinero con tortillitas de camarones (4,50 €), buñuelos de gambas cristal con alga wakame (4,50 €) o bacalao frito con tomate casero (4,90 €). Los principales elevan la propuesta con carnes y pescados trabajados con mimo: carrillada de cerdo sobre puré de garbanzo y queso de cabra (12,90 €), solomillo al whisky (4,50 €) o corvina al horno con salsa beurre blanc de mantequilla ahumada (12,90 €). El capítulo dulce es un cierre perfecto, con opciones como el pastel de manzana con cremoso helado de panna cotta (6,90 €), la tarta Don Jorge de chocolate puro y queso (6,90 €) o la torrija de pan brioche con helado de panna cotta (6,90 €). Una propuesta que combina productos de primera calidad, recetas reconocibles y un toque de creatividad. Fuera de carta, la vieira acevichada (3,20 €), la terrina de oreja a feira (4,90 €) o el taco mexicano de caella en adobo (5,50 €). Para maridar tienen una buena selección de vinos andaluces.
En un barrio donde la presión turística y la especulación han cambiado el pulso de la vida diaria, propuestas como Don Jorge representan un punto de inflexión. No basta con ofrecer una estética cuidada y una carta solvente: el verdadero reto será resistir la tentación de convertirse en un local pensado solo para el visitante de paso. Triana necesita negocios que, además de atraer a nuevos públicos, sigan siendo parte del tejido cotidiano, que mantengan precios y formatos accesibles para el vecino y no se diluyan en la homogeneidad que avanza por otras zonas de la ciudad. El tiempo dirá si Don Jorge consigue ese equilibrio o si acabará sumándose a la larga lista de locales que, aunque brillantes en lo gastronómico, poco aportan a la vida real del barrio.