Bar Restaurante La Canita

Calle la Habana, 1, 41701 Dos Hermanas, Sevilla
Teléfono: 722 25 28 62

En un momento en el que la hostelería sevillana se consolida como uno de los pilares más dinámicos y creativos del panorama gastronómico andaluz, Dos Hermanas emerge con fuerza como un referente de talento, innovación y arraigo. En este entorno vibrante, La Canita brilla con luz propia no solo por su propuesta culinaria, sino también por la historia humana que la sostiene. Ubicada en la Calle La Habana, La Canita es fruto del esfuerzo, la pasión y el sueño compartido de dos hermanos: Julio y José Manuel León. Un sueño que quedó inevitablemente marcado por la reciente pérdida de Julio León, fallecido a los 47 años tras una larga y dura enfermedad, y que impactó profundamente al sector hostelero de Dos Hermanas, donde su figura era sinónimo de esfuerzo, vocación y constancia. Desde que comenzó fregando vasos con apenas 14 años en el Bar Pepito, Julio dedicó toda su vida a la hostelería, creciendo entre barras y fogones hasta convertirse en un referente local. Su trayectoria incluye desde trabajos en bares de institutos y facultades hasta hitos como la apertura del Bar León en 2008, en plena crisis, seguido de otros proyectos personales como la Peña Bética de Villa Pepita, el exitoso Catering León, El Portaviandas y, finalmente, La Canita, inaugurada en 2019 junto a su hermano José Manuel. Más allá del empresario incansable, Julio fue también un apasionado del vino, organizador de catas, vitalista, generoso y muy vinculado a su familia. Hoy, su legado permanece vivo en La Canita, donde continúa el proyecto compartido con José Manuel, quien, con una sólida formación en la escuela Cookstorming y experiencia en el triestrellado Dani García, encarna la continuidad de una visión culinaria que combina tradición, técnica y evolución constante. Juntos soñaron con hacer de La Canita una evolución natural del Bar León —“el León 3.0”, decía Julio con orgullo—, y hoy ese sueño sigue vivo.

La Canita destaca por una decoración cuidada que mezcla modernidad y calidez, creando un ambiente acogedor y elegante a la vez. El interior está diseñado con una paleta de colores neutros que combina grises suaves, blancos y detalles en madera clara, lo que aporta frescura y serenidad al espacio. El mobiliario, de líneas simples, crea una atmósfera acogedora y relajada, ideal para disfrutar de un picoteo o una copa en compañía. La barra, revestida con un calado de diseño geométrico, se convierte en un punto focal visualmente atractivo, mientras que las estanterías abiertas repletas de botellas de vino y copas colgantes no solo decoran, sino que transmiten una sensación de abundancia y buen gusto. La iluminación juega un papel clave, con lámparas colgantes de fibras naturales que aportan calidez y un toque artesanal al ambiente. El interior de La Canita se abre al exterior a través de amplios ventanales que inundan el espacio de luz natural y refuerzan la conexión visual con el entorno, creando una atmósfera diáfana y cálida. Al otro lado, la gran terraza cobra protagonismo como uno de los principales encantos del restaurante: un espacio amplio, equipado con toldos que ofrecen sombra y confort, perfecto para comer al aire libre en un ambiente relajado y luminoso.

La Cañita fusiona cocina tradicional con propuestas sofisticadas, ejecutadas con técnica y mimo en un entorno donde cada detalle cuenta. Su carta equilibra la sencillez del buen producto con la complejidad creativa de elaboraciones con sello propio. Entre los entrantes, brillan clásicos como el jamón 5J con hogaza tostada (25 €), un surtido ibérico con queso y pan caliente (17 €), langostinos cocidos (20 €/200 g) o una lata de anchoas (17 €). En el apartado de tapas, destacan opciones atrevidas como el salmón marinado con guacamole (5,80 €), tiradito de lubina (8,50 €), taco crujiente de cordero (5,50 €), atún con barbacoa de kimchi en mollete (4,80 €) o el pionono de corvina y gambas con salsa de carabinero (7,20 €). Las ensaladillas (desde 3,10 €), la berenjena a la parmesana (4,90 €) y las croquetas de pargo (4,80 €) muestran una línea más castiza sin perder identidad. En platos principales, sobresalen propuestas como el bacalao con tomate o con crema thai (desde 15,80 €), choquitos fritos con arroz negro (11,80 €), lomo bajo de retinto (23 €) o la pluma ibérica con jamón y pimientos (20,50 €). El final dulce conjuga técnica y sabor con opciones como el tocino de cielo 2.0 (5,80 €), espuma de arroz con leche (5,80 €), torrija de brioche con helado de vainilla (6,80 €), coulant de Baileys (5,20 €) o bombones helados (4,20 €). Todos los platos indican alérgenos, cuidando tanto la experiencia gastronómica como la seguridad del comensal.

El enfoque es claro: cocina de mercado, cuidada, con guiños creativos y un respeto absoluto por el producto fresco como eje central. Y es que en La Canita no solo se come, se vive una experiencia. El proyecto de los hermanos León es un homenaje al saber hacer, al oficio de toda una vida que se actualiza sin perder sus raíces. Entrar en La Canita es adentrarse en una historia de esfuerzo, amor por la cocina y fidelidad a una forma de entender la vida. Es también un homenaje permanente a Julio León, un hombre que vivió como trabajó: con pasión, entrega, optimismo y una sonrisa. Su legado, hoy en manos de su hermano José Manuel, sigue creciendo con el mismo espíritu que lo vio nacer. Que así siga siendo es, sin duda, el mejor tributo. Descanse en paz, Julio León.

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