Ochentaytres Brenes

Paseo José Fernández Vega, 41  41310 Brenes
Teléfono: 656 64 87 28

En la fértil Vega del Guadalquivir, donde el río serpentea entre campos de naranjos y huertas centenarias, la vida discurre con un ritmo pausado. Es una tierra de historia, de trabajo agrícola y de pueblos que conservan intacta la calidez de lo cercano. Aquí se alzan municipios que son refugio de tradiciones y sabores. Y entre ellos, Brenes se despliega como una comunidad de raíces profundas, de vecindad auténtica y vida tranquila. En estos pueblos los bares siguen siendo ese punto de encuentro donde se cruzan generaciones, amistades y conversaciones. Aquí, la hostelería no es solo un oficio, es parte del paisaje humano. En sus terrazas, en sus comedores, se celebra la vida con un café por la mañana, una tapa al mediodía y una copa bien tirada al caer la tarde. Aunque no figura en las rutas gastronómicas más mediáticas, Brenes lleva tiempo cultivando una identidad culinaria que mezcla tradición, buen producto y un gusto creciente por la calidad. Lejos del ruido de la capital, pero lo bastante cerca como para recibir cada vez más visitantes de fuera, en Brenes hay un movimiento silencioso pero firme hacia una oferta más cuidada, más personal, más hecha desde dentro.

Hoy hacemos parada en Ochentaytres, un restaurante que abrió sus puertas el 27 de junio de 2007 en Brenes, fruto de la ilusión compartida de dos amigos que decidieron lanzarse a la hostelería con un modelo de cervecería marisquería, justo lo que demandaba el público en aquel momento. El nombre del local hace referencia al año de nacimiento de ambos socios. Aunque uno de ellos se desvinculó a los pocos años al no poder compaginarlo con su trabajo principal, Francisco Abato continuó al frente del negocio hasta convertirlo en lo que es hoy. Durante más de una década mantuvo ese modelo exitoso, hasta que en pleno confinamiento en 2020, decidió transformar el concepto y dar el salto definitivo de cervecería marisquería a restaurante. No fue un cambio por necesidad, ya que el negocio siempre funcionó bien, sino por vocación: el deseo de Francisco de tener un restaurante más completo, moderno y centrado en el producto, siempre con la conciencia clara de las particularidades del entorno local y del equilibrio necesario entre calidad y precio. Así, comenzó a rediseñar la carta, mejorar la materia prima, cambiar vajillas y formas de presentación, y renovar progresivamente el espacio. El proceso incluyó la reforma del local, la creación de un nuevo comedor en un patio interior, la sustitución del mobiliario y el suelo, y la colaboración con una empresa de decoración para renovar la terraza y la barra, que serán los próximos grandes pasos. Hoy comparte el trabajo diario con su mujer, Ángela Fraile, con quien elabora la mayor parte de la carta por las mañanas, antes de dar paso al equipo de cocina para el servicio de mediodía y noche.

Su carta ofrece una variada selección de tapas y platos, comenzando con sus ensaladillas de langostinos o gambas al ajillo (3,90 €), caracoles 4,00€ y croquetas caseras de carabineros (4,50 €). Para compartir, destacan las almejas gallegas a la marinera (14,90 €) y el arroz con carrillada ibérica (7,90 €), además de patatas bravas (3,90€) o el cachopo de ternera con cheddar y cecina (14,90€). En su sección más atrevida, se encuentran tostas de tartar de atún rojo (12,00 €), lasaña crujiente de ternera con queso parmesano (8,50 €) y tacos de pulled pork con chutney (5,50 €). El mar se luce con la pata de pulpo a la brasa (18,90 €), ventresca de atún rojo (8,50 €) y diversas opciones de pescado fresco a la plancha. Las carnes, de gran calidad, incluyen solomillo y presa ibérica de bellota (19,90 €), además de tiras de vaca Angus (7,50 € tapa), ternera gallega certificada (21,90 €), y opciones como carrillada al Pedro Ximénez (5,50 € tapa). “Entre panes” tenéis el mini brioche con pollo al curry (6,90€), mini serranito de pollo (4,00€) o hamburguesas de vaca madurada con pulled pork (11,90 €). Para finalizar, se ofrecen postres caseros como la torrija con helado de turrón (6,50 €), tartas variadas (6,90 €) y coulant de chocolate. Además, la carta cuenta con una amplia oferta para celíacos, asegurando que todos puedan disfrutar sin preocupaciones y con platos adaptados a diferentes intolerancias. Hoy, Ochentaytres trabaja con proveedores de primer nivel como Gadira, Desiderio o la pescadería local, apostando siempre por el mejor producto posible al mejor precio. Esa filosofía le ha valido una clientela fiel tanto de Brenes como de fuera del municipio, gracias también a una cuidada estrategia de comunicación digital que ha ampliado su alcance.

La esencia de Ochentaytres sigue intacta: un amor profundo por la hostelería, heredado de familia y cultivado desde los 15 años. Francisco Abato (Charlie por su padre) estudió en Heliópolis y se formó en Casa Robles, una de las grandes escuelas de la restauración sevillana. Años después, cumplió su sueño: levantar su propio restaurante, en su pueblo, a su manera. Lo hizo con constancia, con evolución y sin perder nunca el norte: que el cliente coma bien, pague lo justo y quiera volver. Esa filosofía, sencilla y honesta, lo ha convertido en un referente. En Ochentaytres, los sabores nacen del respeto a la tierra, del cariño por los productos del mar y del dominio del fuego. Por eso, cuando en Brenes alguien pregunta dónde se come bien, el nombre de Ochentaytres no tarda en salir. Porque detrás hay oficio, sí. Pero, sobre todo, hay pasión. Y eso, se nota. Se saborea. Y se recuerda. Gracias por vuestra hospitalidad. Volveremos.

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