Avenida de Adolfo Suárez, 2B, local Q, 41704 Dos Hermanas
Teléfono: 601 53 71 29
Dos Hermanas cuenta con una enorme diversidad gastronómica capaz de satisfacer tanto a quienes buscan sabores de siempre como a los paladares más inquietos. Hoy conocemos Mamaína Tapería Urbana, un proyecto que nace de la mano de Laura Terrero, una joven chef y empresaria con las ideas muy claras, que ha crecido entre fogones. Su vocación no es casual: la hostelería siempre ha estado presente en su vida gracias a sus padres, Javier y Chari, quienes regentan desde hace más de 15 años La Esquinita de Javier en la Plaza Constitución, un referente local. De esa tradición familiar y del cariño de sus raíces surge Mamaína, un proyecto con cuatro años de recorrido que ya cuenta con un Solete Repsol en su haber. El nombre es un homenaje entrañable: procede de su bisabuela Martina, a la que sus nietos llamaban con media lengua “Mamaína”. La memoria de esa herencia familiar impregna el día a día de Laura, brindándole la inspiración necesaria para dar vida a un proyecto de este nivel. Situado en la zona del Arco Norte de Dos Hermanas, Mamaína representa la unión de la tradición y la visión fresca de una nueva generación.
El restaurante ha sido concebido como un espacio versátil y lleno de personalidad. El proyecto de arquitectura, firmado por Eme4 Estudio, y la decoración interior a cargo del equipo creativo de MisterWils, han dado como resultado un lugar único. Desde el exterior ya se percibe el carácter del local: una terraza amplia, mobiliario con acabado en madera y un imponente rótulo de chapa oxidada que marca la primera seña de identidad. En el interior predomina un marcado estilo industrial, con estructura metálica, paredes en tonos claros combinadas con ladrillo visto y un juego de azulejos azules que convierten la barra en un punto de referencia. El espacio se divide en tres zonas diferenciadas: un área de mesas de mármol y sillas Cesca con un aire cosmopolita; otra más íntima con inspiración en vagones de tren, techos de madera y espejos diseñados a medida; y una tercera con mesas redondas y sillas tapizadas, iluminadas por lámparas metálicas envejecidas que aportan calidez. En conjunto, un diseño sobrio pero acogedor, capaz de envolver al comensal en una atmósfera que combina lo urbano con lo tradicional.
La propuesta gastronómica de Mamaína se basa en tapas que combinan clásicos reinventados y creaciones más atrevidas. Entre las opciones para abrir boca destacan las Bravaínas (4,50 €), las tostas de lomo en manteca y torta del Casar (3,50 €) o la ensaladilla de pulpo (3,50 € / 8,00 €). No faltan los taquitos de salchichón ibérico (4,20 €) ni la cazuela de provolone con pulled pork (5,70 €). En el apartado “Tapería Urbana” encontramos desde un crujiente de carrillada sobre puré de boniato (4,80 €) hasta el popular brioche relleno de pringá (5,90 €), pasando por el wonton de cola de toro con foie (4,50 €), un extraordinario falso ravioli de calabacín con salsa de queso de cabra (5,30 €) o el perrito Mamaína (6,50 €). La brasa también tiene protagonismo con propuestas como la presa ibérica con dúo de mojos (5,80 € / 15,50 €), el lagartito ibérico (13,50 €) o el solomillo al roquefort (4,00 € / 8,50 €). El mar llega en forma de tiras de choco al ali-oli negro (12,00 €), tartar de atún sobre torta de Inés Rosales (9,30 €) o pavía de merluza (3,00 €). Y para quienes buscan opciones vegetales, la sección “Del Campo” ofrece platos como su famoso aguacate a la brasa con picadillo de verdura y queso feta (12,00 €), la flor de alcachofa a la sanluqueña (5,60 €) o el taco césar con pollo rebozado (12,00 €). Todo ello sin olvidar la tarta de queso, muy apreciada en las reseñas como el cierre dulce imprescindible.
Mamaína es un proyecto que redefine la experiencia gastronómica en Dos Hermanas. Un descubrimiento que nos ha sorprendido a cada paso: la calidez de su decoración, el nivel del tapeo, la armonía de su propuesta. Con su concepto de “Tapería Urbana” y su merecido Solete Repsol, Mamaína se convierte en un refugio para quienes buscan disfrutar de la buena mesa en un ambiente cuidado hasta el último detalle. Aquí cada rincón respira la pasión de Laura, transformando la visita en un recuerdo que se saborea y se guarda.