Bodega El Bólido

Calle Roelas, 16, 41804 Olivares, Sevilla
Teléfono: 954 11 01 59

Todos los años por estas fechas dedicamos un articulo a uno de esos locales donde el mosto es el protagonista. Y es que en muchos pueblos de Sevilla y su provincia todavía sobreviven establecimientos hosteleros que nacieron cuando la vida giraba alrededor del campo, la vendimia y las reuniones vecinales. Son negocios que han visto cambiar costumbres, modas y hasta la propia fisonomía de las calles, pero que han logrado mantenerse gracias a un equilibrio muy particular: conservar la memoria sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos. Ese es el caso de ciertas bodegas que comenzaron siendo espacios donde se fermentaba mosto y donde se atendian a sus parroquinos con poco más que un vaso de vino y algo de chacina, y que hoy forman parte del patrimonio vivo de la hostelería local. Lo que diferencia a estos negocios centenarios es que han sabido leer a su clientela de cada época. Ayer ofrecían vino joven y conversación al vecindario; hoy continúan proporcionando lo mismo, pero ampliando su visión a una gastronomía más variada, a una atención adaptada al visitante del siglo XXI y a la capacidad de celebrar desde una reunión familiar hasta un evento de empresa. Las nuevas generaciones que se ponen al frente de estos locales no solo heredan un inmueble: reciben una forma de entender la hospitalidad basada en la cercanía, el producto sencillo y la autenticidad. En un tiempo de locales impersonales, ellos conservan un modo propio de ser y de servir, y esa es su mayor fortaleza.

Entrar en la Bodega El Bólido, en Olivares, es asomarse a un fragmento de la arquitectura tradicional del Aljarafe. El edificio, levantado hace más de un siglo, conserva la estructura original de aquellas viejas naves dedicadas a la elaboración del vino: techos elevados, vigas macizas y un patio que alguna vez fue paso obligado de animales de carga. El suelo aún guarda la huella del antiguo lagar, una marca silenciosa de la actividad que dio sentido a todo el recinto. La decoración completa esa historia sin caer en la nostalgia forzada. Fotografías antiguas, aperos de labranza y herramientas propias del oficio vinícola conviven con zonas renovadas que dan amplitud y comodidad al visitante. Los salones interiores transmiten esa mezcla de tradición y actualidad, mientras que la terraza y el gran patio se han convertido en puntos de encuentro imprescindibles durante las noches templadas. Detrás de todo esto están Juan Manuel, Rafael y Jesús García, los hermanos que hoy dirigen la bodega siguiendo los pasos de su bisabuelo. Su pasión por la historia del lugar y por la gastronomía tradicional se nota en cada detalle: desde cómo se mantiene la fermentación del mosto hasta la manera en que atienden personalmente a los comensales. Su compromiso ha logrado que El Bólido no solo conserve su carácter original, sino que también sea un espacio vivo y acogedor. El espacio mantiene incluso parte del proceso original: en una sala anexa reposan los bocoyes donde continúa fermentándose el mosto que tanto identifica a la casa. Es un ambiente que combina memoria y presente, y que convierte la visita en una experiencia que va más allá de sentarse a comer.

La propuesta gastronómica de El Bólido se construye sobre la esencia de la cocina andaluza de siempre. Su oferta de tapas y raciones tiene esa mezcla de sencillez y rotundidad que gusta por igual a vecinos y visitantes. Los aliños, uno de los puntos fuertes de la casa, siguen siendo el acompañamiento perfecto de una cerveza bien fría o de un vaso del famoso mosto dorado que fermenta en la bodega. El tomate con caballa es un clásico que rara vez falta en las mesas; junto a él, la ensaladilla, las papas aliñadas, las gambas frescas o las huevas mantienen el sabor reconocible de los bares tradicionales del Aljarafe. A estos platos se suman pescaditos fritos como chocos, pez espada, bacalao, adobo… además de croquetas, solomillo de cerdo, secreto ibérico, pinchito de pollo, chacinas ibéricas, pepito de gambas, montadito de pringá y una selección de tapas calientes que varía según el día. Los fines de semana suelen reservarse para guisos contundentes: caldereta, carne en salsa o carrillada, ademas de caracoles y cabrillas en temporada. Y para quien busca algo rápido pero bien servido, el serranito de la casa conserva esa fama de bocadillo generoso, contundente y sin complicaciones. La carta puede ampliarse para celebraciones, adaptándose a bautizos, comuniones, encuentros familiares o reuniones de empresa. Todo ello, acompañado por un servicio cercano y un ambiente que invita a quedarse más tiempo del esperado.

Hoy, El Bólido es un punto de encuentro que ha sabido mantener su identidad mientras se adapta a lo que pide el público actual. Su popularidad, reforzada por buenas valoraciones y por la fidelidad de quienes repiten visita, demuestra que los negocios con historia aún tienen mucho que ofrecer. El secreto no está solo en lo que se come o se bebe, sino en la sensación de estar entrando en un lugar auténtico, donde cada rincón guarda un relato y cada plato sabe a tradición. El Bólido continúa escribiendo una historia iniciada hace más de cien años por quienes trabajaban el vino del Aljarafe. Hoy, la nueva generación mantiene viva esa herencia, apostando por la calidad, la cercanía y el respeto a un pasado que se siente, pero no pesa. Visitar esta bodega de Olivares es una invitación a disfrutar sin prisas: a redescubrir sabores conocidos, a brindar con un mosto cuidadosamente elaborado y a comprobar que la tradición, cuando se cuida, sigue teniendo un lugar privilegiado en la mesa.

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