Avenida de las Civilizaciones, 53, 41927 Mairena del Aljarafe
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El auge hostelero en el Nuevo Bulevar de Mairena del Aljarafe continúa consolidándose como reflejo del crecimiento urbanístico y residencial de la zona, atrayendo a un público cada vez más amplio del área metropolitana de Sevilla. El aumento de la población, el desarrollo urbanístico y la llegada de nuevos proyectos inmobiliarios están generando una demanda constante de espacios de ocio y restauración, lo que ha propiciado la apertura de nuevos locales con propuestas modernas y de calidad. Este dinamismo se ve reforzado por el apoyo institucional del Ayuntamiento, que impulsa iniciativas para dar visibilidad a la hostelería local y fomentar el consumo dentro del municipio. El Grupo Mascareta, conformado por el Grupo hostelero Lantana de Coria y el Grupo Liebre de Los Palacios, ha puesto en marcha Caño 53, un nuevo espacio gastronómico que apuesta por una cocina mediterránea de corte contemporáneo, centrada en la calidad del producto y la reinterpretación de sabores tradicionales. La denominación de la sociedad promotora remite a un ambicioso proyecto previsto para septiembre: la recuperación y reapertura de la emblemática Venta La Mascareta, en Tomares. Esta iniciativa se enmarca en una estrategia más amplia del grupo, orientada a dinamizar áreas en expansión mediante propuestas hosteleras con personalidad definida. En este contexto, el Nuevo Bulevar refuerza su posicionamiento como uno de los núcleos gastronómicos más dinámicos y con mayor proyección del Aljarafe sevillano.
Ubicado en el local que anteriormente ocupaba Ditigastro, el establecimiento ha sido completamente reformulado, dotándolo de una escenografía que conjuga calidez, funcionalidad y una estética contemporánea de inspiración natural. El revestimiento de madera clara en las paredes genera una atmósfera acogedora, casi íntima, que dialoga con una iluminación cálida y puntual, estratégicamente dirigida para acentuar zonas clave del espacio sin resultar invasiva. En esta composición destacan dos grandes obras gráficas con motivos vegetales que refuerzan el vínculo visual con lo orgánico, acentuado por un techo que se convierte en un jardín suspendido gracias a las hojas y flores artificiales que aportan cierto aire onírico. El mobiliario, de líneas sencillas y acabados en madera natural con estructuras metálicas negras, apuesta por la comodidad sin perder sobriedad, encajando perfectamente en una narrativa de diseño sobria pero con personalidad. La disposición del espacio permite generar rincones semiprivados —como el conjunto de mesa y cuatro sillas que aparece en una esquina resguardada por estanterías llenas de botellas—, pensados para una experiencia gastronómica cercana y serena. Destaca su enorme barra curva, presidida por una vitrina refrigerada, que funciona como escaparate del producto y aporta dinamismo visual. Conservas gourmet, quesos y encurtidos cuidadosamente dispuestos refuerzan la vocación del local por lo auténtico y el detalle artesanal. Todo el conjunto transmite la sensación de estar en un espacio donde cada elemento ha sido elegido para construir un relato: el de una cocina que nace del respeto al producto y se expresa también a través del espacio que la rodea. En el exterior, una amplia terraza se presenta como el principal atractivo para la temporada estival, destinada a convertirse en el punto de encuentro ideal para este verano que ya tenemos encima.
En lo gastronómico, Caño 53 ofrece una carta de sabores mediterráneos, con una presentación cuidada y opciones pensadas para compartir. La propuesta arranca con un apartado de abacería donde destacan los mejillones extra en escabeche (3,80 €), las gildas variadas (desde 2,50 €), la tosta de solomillo de atún con pimientos al PX (5,00 €), y una completa tabla de quesos de la tierra (16,00 €). No faltan clásicos como la mojama de Barbate (tapa 5,00 €, plato 10,00 €), jamón ibérico de bellota (18,00 €), ni delicadezas como la hueva de maruca con almendras (6,00 €). Ensaladas y entrantes fríos como el tartar de aguacate y mango con burrata (12,00 €), salmorejo con chips de berenjena (6,00 €), o el carpaccio de ventresca de atún rojo ahumada (22,00 €). Entre los arroces destacan el meloso de pato con foie braseado (17,00 €) y el meloso de mariscos (15,00 €). En la sección “otra cosita” brillan los huevos rotos con lascas de foie (12,50 €), flor de alcachofa con yema templada (7,50 €) o el brioche de choricito criollo con chimichurri (4,50 €). Los fritos mantienen el nivel con opciones como chocos fritos (12,00 €), calamar de potera (25,00 €) o tortillitas de camarones (2,50 €). En pescados sobresalen el bacalao gratinado con alioli de albahaca (19,00 €) y el atún con salmorejo (21,00 €). Las carnes de Cárnicas Alcázar son las protagonistas, con cortes como el T-bone y el tomahawk (58,00 € aprox.), presa Black Angus (28,00 €), y el entrecot de vaca retinta (25,00 €). Para terminar, postres como la tarta de queso (6,50 €), el brownie con sopa de albahaca (6,00 €), o el pionono de Nutella caramelizado (5,00 €) cierran la experiencia. Además, hay opciones para niños como mini burger (5,50 €) o tiras caseras de pollo (8,00 €).
La carta de vinos de Caño 53 apuesta por denominaciones nacionales, con muchas referencias disponibles por copa. Destacan los generosos andaluces y vinos de Rioja, Ribera del Duero y otras D.O. selectas. También incluye blancos frescos, espumosos y vermuts clásicos. En definitiva, la excelente acogida en sus primeros días, con un lleno absoluto en la jornada de ayer, no deja de ser una anécdota reveladora del interés que ha despertado Caño 53 en el público local. Como es natural en toda apertura, algunos detalles logísticos aún están en proceso de afinarse, pero todo apunta a que, con el rodaje propio del tiempo y la experiencia, el equipo irá puliendo la dinámica del servicio. Lo que ya está claro es que el espacio, la propuesta culinaria y la intención del grupo tienen el sello de un proyecto pensado con ambición, sensibilidad y vocación de continuidad en una zona que vive su gran momento gastronómico.
