Calle Lumbreras, 4 41002 Sevilla
Teléfono 606 56 86 31
En una pequeña esquina cercana a la Alameda de Hércules, se esconde un lugar capaz de transportar a cualquiera a la Cuba más evocadora, esa de los años 50 en la que las conversaciones se alargaban, el jazz sonaba suave y los cócteles nacían del ingenio más que de la norma. Ese lugar es Tremenda Muela, un refugio bohemio donde cada noche parece tener un ritmo propio y donde el verbo “beber” siempre va acompañado de “escuchar” y “disfrutar”. Detrás de este proyecto encontramos a Paco Pérez, un apasionado de la hostelería que durante años coleccionó experiencias en barras de medio mundo. Sus viajes por Cuba despertaron en él la idea de crear en Sevilla un rincón íntimo, pausado y con el aroma del ron reposado que impregna los locales caribeños más auténticos. El resultado es un espacio que combina la estética cubana de mitad del siglo pasado con la sensibilidad contemporánea de una coctelería de autor.
Tremenda Muela combina una estética cálida y retro–industrial donde destacan las paredes de ladrillo visto y zonas decapadas, junto a un llamativo neón amarillo que funciona como punto focal y aporta un aire urbano y moderno. La barra de madera oscura añade un toque clásico que contrasta con las estanterías repletas de botellas iluminadas, creando un ambiente vibrante y acogedor. El suelo geométrico en blanco y negro aporta dinamismo visual, mientras que la iluminación tenue mediante lámparas de cristal colgantes refuerza la atmósfera íntima del espacio. El mobiliario sencillo y funcional invita a conversaciones cercanas, dando como resultado un local pequeño pero lleno de personalidad, perfecto para disfrutar de una copa en un entorno con carácter propio. La música, jazz y latin jazz que flota sin imponerse, invita a detenerse, a conversar y a dejar que el bartender cuente la historia detrás de cada copa. Y es que en Tremenda Muela no se bebe “cualquier cosa”: aquí las recetas se construyen desde cero con siropes caseros, destilados infusionados con fruta o especias y una imaginación que no se agota nunca. En carta suele haber entre 14 y 15 propuestas, pero lo cierto es que casi todo puede reinventarse al gusto del cliente.
Las creaciones de Paco y su equipo navegan entre lo clásico y lo inesperado. Hay cócteles con ron macerado con piña asada (que os dan a probarlo por cortesia de la casa), vodkas perfumados con lavanda, tequilas con jalapeño o whiskys que han reposado con almendras. Nuevos tragos como el Hotel Florida 10€, Revolución keicho con whisky japonés 10€, el Viaje de ida y vuelta con brandy y PX 10€, entre otros muchos. Nosotros tomamos No tires más fotos, con ron y oloroso, y Albahaca Sour, con ginebra y limón 10€. Cada combinación llega perfectamente equilibrada y con una presentación cuidada pero sin pretensiones: aquí importa el sabor, la historia y el momento. Quienes prefieran una copa sencilla también encuentran su sitio gracias a una selección de espirituosos difícil de igualar en un local tan pequeño: rones intensos de Jamaica, etiquetas caribeñas casi imposibles de conseguir y whiskys que invitan a beber despacio. Para acompañar, un picoteo frío que cumple su misión sin robar protagonismo: quesos, chacinas, hummus o patatas con piparras que ayudan a encadenar conversación tras conversación.
Tremenda Muela no se conforma con ser una coctelería. Su temporada se anima con las cenas temáticas de los jueves, que viajan por México, Irlanda, Asia o cualquier destino que inspire a Paco, creando maridajes atrevidos y sorprendentemente armónicos. También organiza encuentros con cocteleros invitados, auténticos referentes del panorama nacional, y cada domingo celebra su cita Cocktail & Cake, donde un cóctel especial se marida con una porción de tarta que cambia semana a semana. Con una puntuación altísima en Google y una clientela que repite por el ambiente casi tanto como por la bebida, Tremenda Muela se ha convertido en un secreto que Sevilla ya no quiere guardar. Es uno de esos sitios donde uno entra buscando un buen cóctel y sale con la sensación de haber vivido una noche distinta, pausada, auténtica. Si os gusta beber bien, conversar sin prisas y adentraros en locales que cuentan algo más que una carta, en la calle Lumbreras 4 tenéis una parada obligatoria. Y quizá, como le ocurrió a su creador, descubráis que este pequeño “boquete” también consigue que el tiempo se detenga un rato para vosotros.













