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Hace apenas una década, pedir sushi en Sevilla era un acto reservado a los más aventureros o a quienes habían viajado fuera y regresaban con el antojo de arroz avinagrado y pescado crudo. Hoy, sin embargo, los makis, nigiris y bowls con toques orientales han invadido con naturalidad las cartas de medio centenar de locales, especialmente en barrios jóvenes como Sevilla Este. Entre ellos destaca uno que va camino de su segundo aniversario y que, más allá de servir buena comida, ha sabido interpretar un fenómeno gastronómico en plena ebullición. En él no solo se come sushi: se adapta una tradición y se reformula para el gusto andaluz sin perder su alma japonesa. Pero, ¿hasta qué punto lo que comemos aquí se parece al sushi que sirven en un callejón de Tokio? ¿Qué buscan realmente los jóvenes sevillanos cuando se sientan a comer japonés? ¿Es moda, experiencia o simple placer visual? Malvada Geisha Sushi nos da la excusa perfecta para hacernos todas esas preguntas y comprobar cómo el sushi ha dejado de ser una rareza exótica para convertirse en parte de la identidad gastronómica urbana de la nueva Sevilla.
Al frente de este proyecto están Alba García, que da sus primeros pasos como empresaria en el sector hostelero, y Álvaro Cano, un joven chef con una sólida trayectoria, que durante tres años trabajó en Yashin Ocean House, un sofisticado y original restaurante de Londres reconocido por ofrecer uno de los mejores sushis de la capital británica. A su regreso a Sevilla, ejerció como segundo jefe de cocina en La Bernarda y en Lobo Rojo, ambos pertenecientes al mismo grupo hostelero. Tras analizar el mercado, ambos amigos detectaron una carencia de restaurantes de sushi de calidad en Sevilla Este, lo que los impulsó a apostar por la cocina japonesa en su nuevo proyecto. La estética de Malvada Geisha combina a la perfección la elegancia contemporánea con guiños sutiles a la estética japonesa moderna. El pequeño espacio destaca por una única y espectacular mesa central de madera natural con bordes irregulares, que aporta calidez artesanal y carácter único al ambiente. Las sillas altas con tapizado en tonos mostaza contrastan con la sobriedad del negro, creando un equilibrio visual sofisticado. El punto focal lo pone la lámpara escultórica en forma de flor o abanico, que cuelga sobre la mesa como una nube iluminada, y la pared negra con el neón fucsia del logo —una geisha reinterpretada— aporta un toque urbano y rompedor. Todo el conjunto transmite la sensación de estar en un lugar donde el diseño y la experiencia gastronómica van de la mano, rompiendo con clichés sin perder identidad. Detrás, una cocina abierta al público donde Álvaro y su equipo preparan los pedidos. Fuera una coqueta terraza con sillas de tejido calado y mesas de tapas oscuras. La iluminación proviene de pequeñas lámparas de mesa, creando un ambiente cálido y acogedor.
La carta propone una experiencia gastronómica japonesa moderna y creativa. En los entrantes destacan el Ebi Tempura (langostinos con mayonesa picante, 9,90 €), las Gyozas Thai (empanadillas de pollo y verdura, 7,20 €), el Pollo Karaage con teriyaki, 9,20 €) y el Takoyaki (buñuelos de pulpo, 9,20 €). En la sección de brioches, originales bocados como el Watarigani (cangrejo de concha blanda frito, 7,10 €), el Yakiniku (carrillada con BBQ, 5,50 €) o el Katsu-Sando de atún (6,50 €). Los poke bowls son frescos y completos, con base de arroz y toppings como atún rojo, salmón o pollo karaage, entre 10,20 € y 13,20 €. En cortes, encontramos tartares sobre arroz, carpaccios y sashimi de atún, salmón o lubina (desde 6 € hasta 14,90 €). No dejéis de probar el carpaccio de atún rojo flameado (8 ud) con gelatina de ponzu y trufa. En sushi, destacan los hosomakis (clásicos o tempurizados, desde 4 €), y una original selección de uramakis como el Deluxe (ternera y foie, 15,20 €), Malvada (lubina y manzana, 12,40 €), Latino (ventresca con pico de gallo y yuca, 16,20 €), o Orenji (salmón con melocotón y foie, 14,90 €). Los nigiris incluyen combinaciones sofisticadas como atún con trufa, ternera con foie o gambón con lima (entre 4,60 € y 6 €). Para grupos, los combos como Kioto (10 piezas, 22,90 €), Osaka (36 piezas, 37,90 €) o Sendai (60 piezas, 64,90 €) permiten probar una selección amplia. Con precios que van desde los 4 € en piezas sueltas hasta los 16,20 € en rolls especiales, la propuesta ofrece platos para todos los gustos, en un ambiente moderno y con un precio medio de 25–40 € por persona. Ideal para los amantes del sushi con un toque diferente y atrevido. Toda la carta os la podéis llevar a casa. Nuestra cena para tres personas tuvo un coste de 94,10 €, un precio algo superior al de otros locales con características similares, pero cada euro está más que justificado por la calidad de lo que llega a la mesa.
Con todos estos datos, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que Malvada Geisha prepara uno de los mejores sushis de Sevilla: piezas frescas, con cortes precisos, pescado de calidad, sabores sutiles y equilibrados que realzan los ingredientes principales. La presentación, cuidada al detalle, completa una experiencia que sorprende desde el primer bocado. En una ciudad que cada vez mira más hacia el exterior, Malvada Geisha encarna una cocina japonesa rigurosa en técnica pero abierta a la reinterpretación. Su mayor acierto: encontrar el equilibrio entre respeto al origen y creatividad local, entre lo conocido y lo nuevo, entre enseñar y compartir. Si alguna vez el sushi fue visto como una moda pasajera, hoy parece haber echado raíces profundas en el sur. Y si este restaurante es un anticipo de lo que está por venir, podemos decir con certeza que la cocina japonesa ha encontrado hogar en Sevilla. Gracias por vuestra hospitalidad. Volveremos.
