Calle Luis de Morales, 24, 41018 Sevilla
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El famoso pollo coreano, o “chikin”, es un plato popular de pollo frito conocido por su crujiente exterior y jugoso interior. Para lograr su textura distintiva, se utiliza una doble fritura, incluyendo ingredientes como maicena para un acabado más crujiente. Se puede acompañar con rábanos encurtidos y a menudo se disfruta con cerveza, una combinación conocida como chimaek. Se baña en diferentes salsas coreanas, siendo las más populares: Yangnyeom: Una salsa agridulce y a menudo picante, y la salsa de soja y ajo: Otro sabor clásico muy apreciado. Oso Familia acaba de ponerse en marcha frente a Nervión Plaza. Esta no es una franquicia al uso, sino un proyecto con identidad propia, un negocio independiente con varias sucursales repartidas por ciudades como Salou y Barcelona, que ha sabido consolidarse gracias a una propuesta clara y coherente. Su principal reclamo es el pollo frito coreano, crujiente, sabroso y servido en múltiples versiones, pero la carta abarca mucho más: una cocina variada y accesible, pensada para todos los públicos y a precios asequibles. El ambiente de Oso Familia refleja una filosofía que mezcla lo moderno, lo tradicional coreano y lo acogedor, cuidando los detalles tanto en la decoración como en la experiencia global que ofrece al comensal.
La experiencia comienza desde fuera, con una fachada colorida decorada con franjas en tonos vivos como rojo, verde, azul y amarillo, acompañada de letras en coreano y símbolos gráficos que evocan la estética callejera de Seúl. Este mismo lenguaje visual continúa en el interior, donde se cuida cada detalle para ofrecer un espacio cómodo, luminoso y con personalidad. El salón principal está bañado por la luz natural que entra a través de una gran cristalera de estilo industrial con marcos de madera, que aporta calidez y conexión con el exterior. El suelo de tonos claros, las paredes neutras y el mobiliario de líneas sencillas, mesas amplias con superficie efecto mármol y sillas de rejilla trenzada, crean un entorno armónico y relajado. Los detalles coreanos están presentes en todo el espacio, como los banderines e ilustraciones pop que adornan discretamente las paredes, pero sobre todo en un rincón destacado donde cuelgan cuadros retroiluminados con letras coreanas enmarcadas individualmente, a modo de mosaico cultural. Este detalle aporta autenticidad y un guiño directo a la lengua y escritura coreana, reforzando el carácter del restaurante. Además, los techos incorporan listones de madera que añaden textura y profundidad al espacio sin sobrecargarlo. Las mesas ya están dispuestas con vajilla dorada de inspiración tradicional coreana, creando un contraste elegante con el entorno minimalista. Oso Familia logra un equilibrio entre la estética visual y la funcionalidad: un espacio donde la ambientación acompaña la propuesta gastronómica con coherencia, estilo y calidez.
En Oso Familia, la experiencia comienza fuerte con su Hot Pot Korea para dos personas (28,90 €), una olla humeante al centro de la mesa con caldo intenso y generoso surtido de ingredientes que se cuecen en el momento, ideal para compartir. Si prefieres algo individual pero igualmente tradicional, el Korea Bibimbap (13,90 €) llega servido en un bol de piedra caliente que mantiene el arroz crujiente en el fondo, con coloridas verduras salteadas, huevo frito y carne (o tofu), todo mezclado con salsa gochujang. La carta continúa con una sección completa dedicada al ramen, desde el intenso y especiado Ramen Picante, hasta el cremoso Cream Cheese Ramen con pollo y espinacas. El pollo frito coreano es la estrella del local, con opciones deshuesadas o con alitas, salsas caseras y combinaciones para todos los tamaños de apetito: desde las 6 piezas deshuesadas con salsa (12,90 €) o 6 alitas (7,90 €), hasta combinaciones como el Mixto pequeño (2+2 piezas, 7,50 €), mediano (4+4, 12,90 €) o grande (6+6, 19,90 €). Para compartir, destaca el Chicken Box (10 piezas, 2 salsas, 20,90 €) o el Box de 10 alitas (14,90 €). Los menús combinados son una excelente opción completa: el Menú pieza grande (32,90 €) trae 10 piezas deshuesadas, tteokbokki, patatas fritas, bebidas y salsas; mientras que el Menú alita grande (28,90 €) ofrece 16 alitas y los mismos acompañamientos. Para picar, el menú incluye delicias como gyozas fritas (7,80 €), bolitas de taro y boniato (7,80 €), palomitas de pollo (7,50 €), el clásico corn dog coreano (6,50 €) o los intensos tteokbokki (5,50 €). No faltan las patatas fritas (3,50 €) ni el kimchi casero (2,90 €) como guarniciones. También puedes optar por el Menú Burger o Menú Wrap (13,90 €), que incluyen bebida y patatas, o pedirlos por separado por 8,90 € cada uno. Finalmente, para quienes prefieren un plato completo con arroz, destacan los arroces coreanos con pollo: el dulce picante o el soja con ajo, ambos por 13,90 €, servidos con verduras y arroz blanco esponjoso.
La llegada de Oso Familia a Sevilla se suma a una tendencia clara: la ciudad, tradicionalmente orgullosa de su cocina, se está abriendo cada vez más a los sabores del mundo. Especialmente entre el público joven, hay una curiosidad creciente por descubrir propuestas internacionales auténticas, y la cocina coreana ha encontrado su sitio gracias a lugares como este, que se ha convertido en un paraíso de instagramers por su estética cuidada y sus platos fotogénicos. Oso Familia no solo trae el famoso pollo frito coreano, sino también una experiencia completa que combina sabor, ambiente y accesibilidad. Ya sea para una comida informal, una cita con amigos o una cena diferente, este restaurante nos demuestra que en Sevilla hay espacio para la tradición… y para el gochujang.