Calle Juzgado, 15 41003 Sevilla
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En Sevilla, ciudad de raíces culinarias hondas y tradición gastronómica propia, los arroces han tenido desde siempre un lugar destacado en la mesa, formando parte de celebraciones, recetas familiares y platos cotidianos. Pero más allá de su presencia en la cocina, el arroz es también un elemento clave de la economía local y nacional. Pocos saben que Sevilla es la principal productora de arroz de España y de Europa, y la tercera a nivel mundial, gracias al cultivo intensivo que se desarrolla desde hace más de 70 años en la marisma del Guadalquivir, una de las zonas agrícolas más fértiles y singulares del continente. Este dato, muchas veces ignorado, revela la trascendencia que tiene este cereal en el tejido económico y social de la provincia, así como el potencial gastronómico aún por explorar en torno a él. Dar a conocer y poner en valor este recurso es fundamental para estrechar el vínculo entre producción y cultura culinaria, y en esa línea resulta especialmente interesante observar cómo, en la última década, ha crecido en Sevilla el interés por los arroces elaborados al estilo levantino —especialmente los de inspiración valenciana y alicantina— que han comenzado a conquistar a un público cada vez más curioso y exigente. Este auge no solo responde a una moda pasajera, sino a un redescubrimiento de la paella y otros arroces secos como auténticas obras de equilibrio entre técnica, fuego, producto y sabor.
Este espacio, ubicado en el corazón del barrio de San Julián, está dirigido por Santiago Barber, un valenciano afincado en Sevilla desde hace dos décadas, que aprendió el arte de la paella en su infancia y lo ha traído con fidelidad y mimo al sur, adaptándose al entorno sin perder autenticidad. Más allá de su cocina, el proyecto se enmarca dentro de una filosofía de economía social y sostenible, comprometido con el barrio y con prácticas respetuosas con el medio ambiente, como el uso de envases biodegradables o la invitación a traer fiambreras propias para las raciones para llevar. En Paella e Hijos se puede comer en el local, encargar arroces por ración o completos para compartir, e incluso reservar comidas o cenas privadas para grupos reducidos. Su propuesta, sencilla pero rigurosa, ha calado entre vecinos y amantes del buen arroz, situando este pequeño restaurante como un punto de referencia para quienes buscan la esencia de la paella valenciana, servida con honestidad y sabor, en pleno centro de Sevilla. La decoración crea un espacio acogedor y funcional, con un fuerte carácter mediterráneo. Las paredes están revestidas con azulejos andaluces que aportan color, ritmo visual y una sensación de arraigo cultural. Las mesas y taburetes de madera clara transmiten calidez y sencillez, mientras que las lámparas colgantes de cerámica, contribuyen a una atmósfera íntima y agradable. Al fondo, la cocina abierta permite ver paellas colgadas que, además de ser utensilios esenciales, actúan como elementos decorativos que refuerzan la identidad del local. El resultado es un entorno sencillo y cuidado, pensado para disfrutar de una experiencia gastronómica auténtica.
La carta de Paellas e Hijos es una celebración de la cocina mediterránea con una amplia variedad de entrantes tradicionales como el esgarrat (pimiento asado con bacalao) 4,50€, los chocos con alioli, frutos secos y perejil, las cocas de verduras 4,50€, chirlas al ajillo 5,50€, mejillones al vapor y distintas ensaladas frescas como la de naranja o manzana con mostaza 5,5€. Sin embargo, el auténtico protagonista es su oferta de arroces y paellas, elaborados con ingredientes frescos y siguiendo recetas tradicionales. Entre sus especialidades destacan la Paella Valenciana, con pollo, conejo, verduras de temporada y garrofó; la Paella de Marisco, rica en gambón, mejillones, chirlas y calamar; la Paella de Verduras, ideal para vegetarianos; y el Arroz al Horno, que combina costilla de cerdo, garbanzos y morcilla. También se pueden encontrar propuestas como la Paella de Bacalao y Coliflor, el intenso Arroz Negro con calamar en su tinta, el sabroso Arroz a Banda, el Arroz del Senyoret con marisco pelado, o la delicada Paella de Chipirones y Alcachofas. La carta se completa con el clásico Fideuá, preparado con fideos finos en lugar de arroz pero con el mismo fondo de marisco. Las paellas y arroces secos están sobre los 12 € por persona la ración. Además, se ofrecen versiones caldosas como el Arroz con Pollo, el tradicional Arròs amb Fesols i Naps (arroz con alubias blancas y nabo) o el Arroz con Espinacas, Gambón y Mejillones, a 14 € la ración. Para cerrar postres caseros como la tarta de queso o chocolate y galletas por 4,50€. Consulta la carta aquí: Carta de Paella e Hijos.
Propuestas como la de Paella e Hijos han encontrado una acogida muy positiva en la ciudad, no solo por la fidelidad con la que reproducen recetas tradicionales del levante español, sino también por su enfoque sostenible y comunitario. Esta casa de comidas, ubicada en el barrio de San Julián, representa un puente entre dos culturas arroceras: la valenciana, que aporta su saber hacer, y la sevillana, que ofrece una materia prima de altísima calidad cultivada a pocos kilómetros. Así, Paella e Hijos no solo cocina buenos arroces: participa de una conversación más amplia sobre territorio, memoria, economía local y respeto por el producto, haciendo de cada paella un acto gastronómico cargado de sentido.