Calle Alcalde José de la Bandera, 7 41003 Sevilla
Teléfono 954 54 00 00
El producto es de gran calidad y con una elaboración excelente, en el justo punto de cocción y siempre con una presentación impecable. El personal es muy educado y atento, sin ser empalagoso. Las recomendaciones de los vinos, son muy acertadas y siempre atendiendo a la comanda. El lugar amplio, moderno y muy elegante, con mesas grandes y mucho espacio entre ellas. Con una lencería, vajilla y cristalerías de gran calidad y perfectamente limpias y presentadas. Suelen tener expuestas obras de arte en las paredes.
La carta es interesante y variada y siempre te ponen algún entrante cortesía de la casa; Yuca, bombón de tomate, teja de comino, crema de patata con vinagreta de gambas y un buenísimo gazpacho de remolacha con almendra y mojama de atún. Lo más destacado de su oferta pueden ser de primero las gambas blancas de Huelva con ajoblanco malagueño y gelatina de amaretto o los carabineros al vapor sobre arroz salteado de verduras y ali oli, perfectos en la cocción, exquisitos al gusto. Y de segundo cochinillo ibérico crujiente con naranjas a la mostaza y endibia braseada, presa ibérica de bellota en adobo, tomates asados, tallarines de miel y ali oli de mostaza. Solomillo de vaca, guiso de calabaza, y galleta de queso gorgonzola o pargo con alcachofas, espárragos y morcilla. El pan es exquisito, hecho por ellos, y los postres son un poco caros pero deliciosos, crema de maracuyá, granizado de hierbabuena y chocolate, un fantástico pre-postre, maravillosa la mezcla de acidez, dulzura y frescor o el bizcocho de pistacho, cardamomo y limón.
Un sitio algo ca
ro pero muy recomendable para una ocasión especial en un estrella michelín, distinción que acaba de renovar por séptimo año consecutivo. Nuestra más sincera felicitación a Julio Fernández y su equipo.
Lo que nos suele pasar a los parroquianos es que solemos ignorar nuestros monumentos y valores, muchísimo cordobeses te reconocerán que no conocen la Mezquita, muchísimos sevillanos no conocen el Alcázar, por eso solemos desplazarnos buscando restaurantes de postín y/ó de estrella fuera de nuestro entorno. Ha sido un error no haber ido antes al Abantal, todas las expectativas se cumplen; muy buen servicio, extensa carta de vinos, perfecta atención, incluso la música ambiental. Y lo primordial, exquisitos los platos: a destacar en el menú con maridaje la ostra (pensaba equivocadamente que poco se le puede añadir a una ostra o a un buen jamón, pues estaba equivocado, se puede magníficamente maridar con un cremoso de maíz y eneldo, manzana y anacardo. El pato muy equilibrado, el chivo poniendo el punto fuerte. Un excelente ribeiro, de todo solo aflojaba un poco el Rioja. Sentados en la mesa al lado de la ventana se proyectaba el vinilo con el logo del restaurante sobre la mesa y nos la “decoraba” la cambiante luz.
Evidentemente ya estamos deseando volver.