Hay veces que me permito la licencia de contaros alguna aventura gastronómica fuera de nuestras fronteras por si os puede servir de algo si viajáis al país en cuestión. Con motivo de mi 50 cumpleaños decidimos pasar en familia una fecha tan señalada disfrutando tres días intensos y acelerados en esta maravillosa ciudad que tiene un apellido del que no se puede despegar “Città Eterna”. Roma es la capital de la región del Lacio y de Italia. Es el municipio más poblado del pais y la cuarta ciudad más poblada de la Unión Europea.
La capital italiana hay que disfrutarla con todos los sentidos, así que nuestra visita incluia, por supuesto, su rica tradición gastronómica. Sería imperdonable volver sin haber probado algunos de sus platos más célebres. Pero nos vamos a centrar en la cocina Romana y en los innumerables locales para comer autentica cocina del Lacio. Es más, nos vamos a centrar casi exclusivamente en dos de los barrios más icónicos de Roma, el Trastévere y el pequeño Rione Monti, los barrios más pintoresco de Roma y una atracción para miles de turistas.
Llegamos a las 18:00 de la tarde/noche y fuimos directos al Hotel 1880 Atypical Rooms, en la Via Nazionale, 66. Un precioso hotel boutique en la tercera planta de una casa señorial del centro. Absolutamente recomendable este pequeño hotel por situación, limpieza, precio y una gran amabilidad. Al llegar ya nos tenían preparada una lista de los mejores locales del centro para comer (nos hacían ellos la reserva). Locales que se salen del típico establecimiento para turistas y donde solo encontráis clientes del país. La cocina romana ha sido tradicionalmente una cocina popular, confeccionada con ingredientes pobres pero cocinados con imaginación y fantasía. Sus recetas surgieron en el ambiente rural de la campiña romana. Pero hoy esta “cocina pobre” está de moda, y se sirve en los mejores restaurantes.
La primera noche fuimos a Monti a conocer un coqueto local en la Via degli Zingari, 4 que se llama “Civico 4”. Yo os recomiendo que os aventuréis a probar cosas nuevas porque las pizarras de la pared estan en italiano y lo cierto es que se entiende poco. Podéis pedir las verduras asadas, pimientos, berenjena, calabacín y alcachofa junto con el pan recién hecho y aceite de oliva. Mozzarella de búfala, jamón serrano y tomate o ravioli de setas con salsa de mantequilla acompañado con una buena cerveza italiana. El barrio esta lleno de vinaterías (Wine bar) y osterías, así que os voy a dar algunos de los más destacados: La Carbonara en Via Panisperna, 214. Al Tre Scalini Via Panisperna, 251, una vinatería que se pone a tope los fines de semana de gente joven disfrutando de un buen vino. Valentino en Via del Boschetto, 37, muy famoso por su cocina romana o la Ostería Al 16, en Via del Boschetto,16.
El día de mi cumpleaños cenamos en una pequeña pizzeria de la Via di San Martino ai Monti, 50 donde pedimos una estupenda pizza con berenjena natural y un lomo de cerdo con salsa de mantequilla y limón que estaba buenísimo. Para beber una botella de medio litro de vino Toscano. Toda la pasta es fresca y los precios muy ajustados. En todas partes se empieza la comida con una bruschetta, un aperitivo en forma de tostada con todo tipo de ingredientes que suele costar unos 3 euros. Lo cierto es que Roma es algo más cara que Sevilla. La cerveza de barril suele costar entre 3 o 4 euros y una copa de vino no baja de los 5. El alcohol tiene muchos impuestos en Italia así que lo mejor siempre es pedir una botella para compartir y os sale mucho más barato. La comida en cualquiera de estos locales os puede salir por unos 20 euros por persona, que es bastante normal. Por cierto, no se me puede olvidar recomendaros entrar en una “Salumeria” para probar la estupenda chacina que se elabora en este país. Son tiendas de chacina con una zona de para degustar el producto y una extensa bodega para acompañarlos.
Pero sigamos con el Trastévere. Me encanta el punto decadente de este barrio. El Trastévere es un sitio para perderse entre sus calles estrechas y descubrir rincones para tomar un buen vino. Hay infinidad de locales para comer, pero os voy a recomendar dos: Carlo Menta en Via della Lungaretta, 101. Por su precio y la rapidez en el servicio es un sitio que se llena de clientes, y a la 13:30 del mediodia ya esta a tope, así que tenéis que reservar. Descubrimos un bonito restaurante escondido en el Vicolo del Piede, 13 que se llama “La Canonica”. Cocina romana autentica “La vera tradizione romana”, una gran carta de vinos y platos como tonnarelli cacio e pepe, bucatini alla amatriciana, spaghetti alla carbonara que se sirve con pecorino romano, abbacchio alla romana con salsa di pomodoro, la original trippa alla romana, que son callos de cordero con tomate y queso pecorino o la coda di bovino stufata alla vaccinara con carote e sedano. Para cerrar el famoso tiramisù. Platos entre 7 y 12 euros. Con botella de vino la comida nos salió por unos 60 euros. Muy recomendable.
La última noche nos reservaron en un pequeño local cerca del hotel para disfrutar cocina italiana creativa y nos fuimos a Via di monte polacco, 2 para conocer un bonito local que se llama “Cuoco e Camicia” con una carta de cocina mediterránea actual con recetas originales y muy elaboradas como la guancia di manzo, carote, birra e chutney di pomodoro, que es una exquisita carrillera de ternera, o sgombro affumicato e spinaci al wasabi, una caballa ahumada que estaba espectacular. De aperitivo nos pusieron un tartare di manzo, lamponi e topinambur. Ya podéis poneros a buscar ingredientes con el traductor de google. Al final un poco más caro que el resto de locales, pero la comida más original del viaje. 70 euros los tres con las bebidas.
Pasear por Roma no es solo recorrer una antigua ciudad repleta de restos arqueológicos; la comida es deliciosa, la gente amable, hay miles de cosas que ver y hacer y vayas donde vayas siempre encuentras algo maravilloso y sorprendente. En definitiva, un cumpleaños perfecto en una de las ciudades más bellas del mundo. Hemos tirado la moneda a la Fontana di Trevi, así que seguro que volveremos a la “Città Eterna”.
